Mensajes principales


1. Cada día el hígado realiza más de 500 funciones vitales que nos permiten vivir, por eso es tan importante hacerse pruebas, y tratar y prevenir las hepatitis víricas.

La hepatitis es una inflamación del hígado. Por lo general, se debe a una infección vírica o a agentes no infecciosos (medicamentos, toxinas o alcohol).

Hay cinco cepas principales del virus de la hepatitis, conocidas como tipos A, B, C, D y E. Aunque todas provocan enfermedad en el hígado, difieren en aspectos importantes, como los modos de transmisión, la gravedad de la enfermedad, la distribución geográfica y la prevención.

Las hepatitis de tipo B y C producen enfermedades crónicas y juntas son la causa más común de cirrosis hepática, pérdida de la función hepática, cáncer de hígado y muertes debidas a hepatitis víricas.

2. El número de muertes relacionadas con las hepatitis víricas va en aumento.

La hepatitis B y la hepatitis C causaron juntas 1,3 millones de muertes en 2022.

Unos 304 millones de personas tienen infecciones crónicas debidas a virus de las hepatitis.

Cada día mueren 3500 personas por hepatitis B y C, lo que supone en torno a una muerte por hepatitis cada 30 segundos.

Diariamente se producen más de 6000 nuevas infecciones por virus de las hepatitis.

3. A escala mundial, un elevado número de personas con hepatitis no están diagnosticadas ni tratadas.

Casi 220 millones de personas con hepatitis B no están diagnosticadas, 36 millones en el caso de la hepatitis C.

La mayoría de los síntomas solo aparecen cuando la enfermedad está avanzada, por lo que la mayoría de las personas descubren que tienen hepatitis B o C cuando presentan una enfermedad hepática grave o cáncer.

Incluso después del diagnóstico, la cobertura de tratamiento y atención de las personas con hepatitis es sorprendentemente baja.

De los 304 millones de personas con hepatitis B y C, solo 7 millones reciben tratamiento contra la hepatitis B y 12,5 millones se curan de la hepatitis C.

4. Muchas infecciones –y muertes– por hepatitis pueden prevenirse.

Para eliminar la hepatitis y alcanzar las ambiciosas metas que se ha marcado la OMS para 2030, los servicios de atención simplificados contra las hepatitis víricas deberían garantizar que:

  • todas las mujeres embarazadas con hepatitis B crónica tengan acceso a tratamiento y que sus recién nacidos tengan acceso a las vacunas contra la hepatitis B al nacer para prevenir la infección;
  • el 90% de las personas con hepatitis B y/o hepatitis C sean diagnosticadas; y
  • el 80% de las personas diagnosticadas se curen de la hepatitis C o reciban tratamiento de acuerdo con los nuevos criterios ampliados para su inclusión en los tratamientos contra la hepatitis B.

Sin embargo, si bien contamos con orientaciones y herramientas para diagnosticar, tratar y prevenir las hepatitis víricas crónicas, con frecuencia dichos servicios siguen estando fuera del alcance de las comunidades y en ocasiones solo puede accederse a ellos en hospitales centralizados o especializados.

  • Las pruebas de diagnóstico rápido para las hepatitis víricas valen menos de USD 2, pero muchas personas todavía deben pagar directamente la realización del análisis.
  • Ahora es posible utilizar pruebas de autodiagnóstico de la hepatitis C y se dispone de una prueba precalificada por la OMS para alentar a que la población se haga la prueba a fin de hacer frente a la estigmatización y la discriminación.
  • Si bien una dosis oportuna de la vacuna contra la hepatitis B puede evitar que los bebés tengan cáncer de hígado en la edad adulta, en 2022 solo el 45% de los bebés recibieron la vacuna contra la hepatitis B en las 24 horas posteriores a su nacimiento.
  • Pese a la disponibilidad de medicamentos genéricos asequibles contra las hepatitis víricas, demasiados países siguen pagando excesivamente por ellos. Por ejemplo, los medicamentos utilizados para tratar la hepatitis C (sofosbuvir y daclatasvir genéricos) valen USD 60 por un tratamiento de 12 semanas, pero el precio que los países pagan oscila entre USD 33 y USD 10 000.

Es hora de actuar para lograr un mundo sin hepatitis.

Es hora de dar prioridad a las pruebas, el tratamiento y la vacunación para lograr un mundo sin hepatitis y cumplir las metas que nos hemos fijado para 2030. Entre las principales actuaciones se incluyen las siguientes:

  • • ampliar el acceso a pruebas y medios de diagnóstico a fin de que más personas puedan acceder al tratamiento que necesitan;
  • • fortalecer las iniciativas de prevención en la atención primaria para prevenir las hepatitis mediante la vacunación, las prácticas seguras de inyección y contra las infecciones, y la educación;
  • • descentralizar la atención de la hepatitis para acercarla a los pacientes mediante servicios comunitarios;
  • • integrar la atención de la hepatitis en los actuales servicios de salud, combinando el tratamiento de la hepatitis con la atención primaria, los servicios de VIH y los programas de reducción de daños cuando sea pertinente a fin de ofrecer una atención más accesible e integral;
  • • hacer partícipes a las comunidades afectadas y a la sociedad civil, garantizando que los conocimientos y experiencias de las personas afectadas por las hepatitis víricas sean el centro de las actividades de prevención y tratamiento; y
  • • movilizar fondos internos o innovadores a fin de conseguir nuevas vías de financiación que permitan apoyar y sostener los programas de eliminación de las hepatitis.

Consulte más información sobre la forma en que la OMS apoya a los países para eliminar las hepatitis.