Buenas tardes y permítanme dar una vez más una cálida bienvenida a nuestros amigos de la ACANU.
Como saben, los drásticos y repentinos recortes a la ayuda están provocando las perturbaciones más graves en los sistemas de salud desde el momento álgido de la pandemia de COVID-19.
Según el análisis más reciente de la OMS, se prevé que la ayuda en materia de salud disminuya hasta en un 40 % este año en comparación con la cifra de hace solo dos años. No estamos ante un cambio gradual, sino al borde de un precipicio.
Los medicamentos que salvan vidas no salen de los almacenes, los trabajadores de la salud están perdiendo el empleo, están cerrando las clínicas y millones de personas se están quedando sin atención.
Pero esta crisis encierra una oportunidad para sacudirse de encima el yugo de la dependencia de la ayuda y abrazar una nueva era de soberanía, autosuficiencia y solidaridad.
Muchos líderes de África me han dicho que están listos para iniciar esa transición.
Ayer regresé de la Cumbre Africana sobre la Soberanía en materia de Salud, que se celebró en Accra y donde tuve el honor de encontrarme con el Excmo. Sr. John Mahama, Presidente de Ghana.
La Cumbre refrendó el Pacto de Accra, que establece una visión para la soberanía en materia de salud y un orden más equitativo desde el punto de vista de la salud mundial.
Durante la Cumbre también se presentó la iniciativa SUSTAIN, cuyo objetivo es promover unos sistemas de salud liderados por los países e impulsados por la inversión.
La OMS trabaja para prestar apoyo a los países a fin de que movilicen dinero para la salud y mejoren la eficiencia de sus sistemas de salud, en consonancia con los principios de la Agenda de Lusaka, a saber, un plan, un presupuesto y un informe.
Navegar esta época de crisis requiere liderazgo:
Liderazgo de los gobiernos, para invertir en su población y en la salud de las personas;
Liderazgo de los acreedores, para ofrecer préstamos en condiciones preferenciales y sujetos a unos términos justos;
Y liderazgo de los donantes, para fortalecer los sistemas nacionales en lugar de crear sistemas paralelos.
En última instancia, la salud no es un gasto que haya que contener, sino una inversión que debe fomentarse: una inversión dirigida a la población, la estabilidad y la prosperidad.
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Pasemos ahora a Gaza, cuya población lleva casi dos años siendo objeto de bombardeos.
El acceso a servicios básicos es limitado, la población ha sufrido desplazamientos en reiteradas ocasiones y padece ahora el bloqueo en el suministro de alimentos.
La malnutrición es un fenómeno generalizado y las muertes relacionadas con el hambre van en aumento. En julio, se detectó que cerca de 12 000 niños menores de cinco años sufrían malnutrición aguda, la cifra mensual más alta jamás registrada.
En lo que va de año, 99 personas han muerto por malnutrición, incluidos 29 niños menores de cinco años. Es probable que las cifras que nos han sido notificadas se queden cortas.
Las enfermedades continúan propagándose, agravadas por el hacinamiento y el deterioro de las condiciones en cuanto a agua, saneamiento e higiene, lo que afecta gravemente a los más jóvenes.
Hasta el 31 de julio, se han notificado en total 418 presuntos casos de meningitis y 64 casos de síndrome de Guillain-Barré, y el aumento fue notable en julio.
Desde el inicio del conflicto en octubre de 2023, la OMS ha ayudado a evacuar a 7522 pacientes de Gaza.
Ayer mismo, la OMS prestó apoyo para la evacuación médica de 15 pacientes infantiles en estado crítico a Jordania, junto con sus 42 acompañantes.
Con todo, más de 14 800 pacientes en Gaza siguen necesitando urgentemente atención médica especializada. Instamos a más países a que den un paso adelante para aceptar a pacientes y a fin de acelerar las evacuaciones médicas a través de todas las rutas posibles.
La gente no solo se está muriendo de hambre y de enfermedades; también muere en su búsqueda desesperada de alimentos.
Desde el 27 de mayo, se ha matado a más de 1600 personas, y casi 12 000 han resultado heridas, mientras intentaban recoger alimentos en los centros de distribución.
Pese al ataque perpetrado el mes pasado contra nuestro almacén y casa de huéspedes, la OMS ha seguido trayendo suministros y entregándolos rápidamente a los hospitales.
Nuestras instalaciones necesitan protección continua. Las órdenes de desplazamiento emitidas ayer en la ciudad de Gaza ponen en peligro la seguridad de nuestro almacén, que se encuentra a 500 metros de la zona de evacuación.
Desde el 25 de junio, la OMS ha enviado a Gaza 68 camiones con suministros médicos, incluidos medicamentos esenciales, sangre y suministros para traumatismos y cirugía.
Esa cantidad, sin embargo, no es sino una fracción de lo que se necesita. Los hospitales que siguen operativos, siquiera sea parcialmente, están desbordados y los suministros más básicos se han agotado.
La desesperación en Gaza ha llevado al desmoronamiento del orden público, lo que obliga a realizar las operaciones humanitarias en condiciones peligrosas.
Hay que poner fin a los bloqueos en curso y debe aumentar el volumen de la ayuda que llega para poder reconstruir unas reservas críticas.
Pedimos que el flujo de ayuda humanitaria, incluida la ayuda alimentaria y en materia de salud, se amplíe y se sostenga y que, de conformidad con el derecho internacional humanitario, nada, en ninguna de las rutas posibles, entorpezca su llegada a su destino.
Asimismo, pedimos corredores humanitarios para evacuar de Gaza a quienes necesitan atención de salud urgente.
Pedimos que se proteja a los trabajadores de la salud, a los pacientes y a toda la población civil.
Pedimos la liberación de todos los rehenes que siguen cautivos, y que se les dispense un trato humano y tengan acceso a atención de salud y a alimentos.
Pedimos la liberación inmediata e incondicional de nuestro colega que lleva detenido desde el 21 de julio.
Y, sobre todo, pedimos un alto el fuego, y una paz duradera.
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En el Sudán, la violencia que no cesa ha desembocado en hambre, enfermedades y sufrimiento generalizados.
Según distintas fuentes, en la ciudad de El Fasher, hay personas que sobreviven alimentándose con comida para animales.
Millones de personas pasan hambre y en algunas partes del país se han confirmado condiciones de hambruna.
Se espera que, este año, alrededor de 770 000 niños menores de cinco años sufran malnutrición aguda grave.
En los primeros seis meses de este año, los centros de nutrición a los que la OMS presta apoyo han tratado a más de 17 000 niños con malnutrición grave y complicaciones médicas. Muchos más, sin embargo, están fuera del alcance de estos centros.
El cólera se ha extendido por todo el Sudán, y todos los estados han notificado brotes. Desde julio del año pasado, se han notificado cerca de 100 000 casos.
Gracias al apoyo de la OMS, se han llevado a cabo campañas de vacunación oral contra el cólera en varios estados, incluido Jartum. La más reciente acaba de concluir en los estados de Kordofán Septentrional y Sinnar.
Si bien observamos una tendencia a la baja en las cifras, la vigilancia de las enfermedades presenta deficiencias y los avances son frágiles.
Es previsible que las recientes inundaciones, que afectan a grandes partes del país, agraven el hambre e impulsen más brotes de cólera, paludismo, dengue y otras enfermedades.
La OMS ha preposicionado medicamentos y suministros esenciales, pues prevé dificultades en términos de acceso como consecuencia de las lluvias y las inundaciones.
A fin de estar preparados para la temporada de lluvias, también hemos ayudado a capacitar a equipos de respuesta rápida, reforzado los sistemas de vigilancia de enfermedades y de alerta temprana y ampliado las intervenciones en materia de agua, saneamiento e higiene.
Con todo, nuestros esfuerzos se ven entorpecidos por las limitaciones en términos de acceso y la falta de fondos. La OMS ha recibido menos de un tercio del dinero que necesitamos para proporcionar asistencia de salud urgente en el Sudán.
Mientras continúe la violencia en Gaza, el Sudán y otras zonas de conflicto, cabe esperar más hambre, más desplazamientos y más enfermedades.
En cada lugar, y en todas partes, la mejor medicina es la paz.
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Quiero darles ahora información actualizada sobre la viruela símica (mpox).
Ha pasado casi un año desde que declaré que el recrudecimiento de la mpox en la República Democrática del Congo y otros países de África constituía una emergencia de salud pública de importancia internacional.
Durante los primeros seis meses de este año, se han notificado en todo el mundo más de 30 000 casos de mpox y 119 muertes debidas a esta enfermedad.
En África, el número de países que están notificando brotes asciende a 23.
El clado Ib, una variante que apareció por primera vez a finales de 2023, ha provocado brotes en varios países, principalmente de África.
Las tendencias varían: en algunos de los países y zonas más afectados por el clado Ib, el número de casos está disminuyendo.
En otros lugares, aparecen nuevos brotes a medida que el virus afecta a países que hasta la fecha no habían notificado casos.
En África Occidental también hemos asistido a una expansión del clado IIb, que fue la causa del brote mundial anterior.
En general, se han notificado pocos fallecimientos y las tasas de mortalidad son bajas. No obstante, en el caso de los pacientes inmunodeprimidos, particularmente aquellos con VIH que no está bajo control, el riesgo sigue siendo alto.
Hemos constatado un aumento de la capacidad de los países para manejar los brotes de mpox.
La declaración de emergencia de salud pública emitida hace un año trajo consigo unos recursos muy necesarios para controlar estos brotes.
Hemos podido ampliar la capacidad de diagnóstico en varias zonas afectadas.
En el último año, se ha desplegado a más de 500 expertos sobre el terreno;
Se han entregado alrededor de 3,2 millones de dosis de vacunas a 12 países, la mayoría de ellas a través del Mecanismo de Acceso y Asignación de la mpox;
Y la OMS, los CDC de África y otros asociados han trabajado con más de 100 organizaciones locales e internacionales para fortalecer la comunicación de riesgos y la participación de la comunidad.
Sin embargo, los drásticos recortes a la ayuda exterior están entorpeciendo nuestros esfuerzos.
Las recomendaciones de la OMS para el manejo de la mpox se han prorrogado un año más, y el mes que viene el Comité de Emergencias volverá a reunirse para considerar si la mpox sigue representando una emergencia de salud pública de importancia internacional.
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Como saben, las naciones están negociando actualmente, aquí en Ginebra, un instrumento internacional jurídicamente vinculante sobre la contaminación por plásticos.
La OMS insta a los gobiernos a que, durante esta fase crucial de las negociaciones, fortalezcan en el texto del tratado las protecciones para la salud que habrá que hacer cumplir.
La contaminación por plásticos plantea riesgos importantes y cada vez mayores para la salud humana y el medio ambiente, que están estrechamente relacionados.
Estos riesgos afectan de manera desproporcionada a las poblaciones vulnerables, incluidos los trabajadores ocupacionalmente expuestos, los niños, los trabajadores informales y las comunidades que se encuentran cerca de emplazamientos de extracción, producción y eliminación.
Muchas de las sustancias químicas que se agregan a los plásticos durante el proceso de fabricación son peligrosas, como los alteradores endocrinos, que se han vinculado al desequilibrio hormonal, a trastornos reproductivos, a la esterilidad, a nefropatías y al cáncer. Estas sustancias acaban en el medio ambiente y el cuerpo humano durante el ciclo de vida de los plásticos.
De la evidencia emergente también se desprende que existe un vínculo entre las exposiciones relacionadas con los plásticos y la obesidad, la diabetes y los riesgos cardiovasculares.
Hacemos un llamamiento a todos los países para que negocien, adopten e implementen un tratado robusto que proteja la salud frente a los daños que causa la contaminación por plásticos.
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Esta semana se celebra la Semana Mundial de la Lactancia Materna.
La lactancia materna es una de las maneras más eficaces de garantizar la salud, el desarrollo y la supervivencia del lactante.
Fortalece el sistema inmunitario del lactante, y le ofrece protección frente a enfermedades como la diarrea y la neumonía.
También contribuye a la salud de las madres, pues reduce el riesgo de cáncer, diabetes y enfermedades cardiovasculares.
En todo el mundo, sin embargo, solo el 48 % de los recién nacidos menores de seis meses se alimentan exclusivamente de leche materna.
Necesitamos más atención materna y neonatal de alta calidad, incluidos los servicios de apoyo a la lactancia materna e inversiones en asesoramiento especializado sobre lactancia materna.
Pero también debemos crear entornos -en el hogar, en los establecimientos de salud y en el trabajo- que protejan, apoyen y empoderen a las madres lactantes.
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Por último, hoy la OMS ha designado a los reguladores nacionales del Canadá, el Japón y el Reino Unido como autoridades catalogadas por la OMS, lo que significa que cumplen las normas internacionales más estrictas en lo que respecta a la regulación de los productos médicos.
Además, hemos ampliado el alcance de la aprobación del regulador nacional de la República de Corea.
Alrededor del 70 % de los países de todo el mundo siguen afrontando importantes desafíos debido a que sus sistemas de reglamentación para evaluar y autorizar productos médicos son débiles o inadecuados.
Las autoridades catalogadas por la OMS desempeñan un papel clave pues garantizan un uso más eficiente de unos recursos que son limitados, lo que permite mejorar y acelerar el acceso a productos médicos de calidad garantizada que salvan vidas para millones de personas más.
Este es un ejemplo del papel singular que desempeña la OMS en el fortalecimiento de los sistemas nacionales de salud.
Antes de terminar, me gustaría dedicar unas palabras al fallecimiento de David Nabarro, amigo querido de mucha gente en la OMS y en la esfera de la salud mundial, y en otros ámbitos.
David fue un gran defensor de la salud mundial y la equidad en la salud, y un mentor sabio y generoso para un sinfín de personas.
Vuelvo a transmitir mi más sincero pésame a la familia y a los amigos de David, que tanto amor derrochan. El legado que deja realmente perdurará.
Gracias a todos una vez más por su interés constante en la labor de la OMS, y esperamos con interés sus preguntas.