Excelencias, estimados colegas y amigos:
Buenos días, buenas tardes y buenas noches, y gracias a todos por acompañarnos en la reunión informativa de hoy sobre esta apasionante iniciativa.
Como saben, estamos extrayendo muchas enseñanzas de esta pandemia de COVID-19.
Una de ellas es que existe una urgente necesidad de disponer de un sistema acordado a nivel mundial para compartir materiales patógenos y muestras clínicas, a fin de facilitar el desarrollo rápido de contramedidas médicas, que son bienes públicos mundiales.
Ya se trate del SRAS-CoV-2 y sus variantes, o de cualquier futuro patógeno con potencial epidémico o pandémico, el rápido intercambio de material biológico es un punto de partida esencial de toda respuesta eficaz.
Pero en este momento, a escala mundial, la debilidad de las redes de vigilancia representa una amenaza real para detectar y caracterizar oportunamente los patógenos novedosos, y para compartirlos con otros países.
En la Asamblea Mundial de la Salud, en noviembre, anuncié el establecimiento de un nuevo repositorio de muestras, en un emplazamiento seguro de Suiza, que hemos denominado BioHub.
Ello está en consonancia con el mandato de la OMS de desarrollar mecanismos para facilitar la asignación equitativa de intervenciones que salvan vidas, sobre la base de las necesidades de la salud pública.
El sistema BioHub de la OMS proporcionaría un mecanismo fiable y transparente que facilitaría el procesamiento, la caracterización, la amplificación y el intercambio de muestras con los Estados Miembros y sus asociados.
Deseo subrayar que se trata de un mecanismo voluntario. No reemplaza a los sistemas existentes ni compite con ellos, sino que ofrece una oportunidad adicional para avanzar más deprisa que los virus y para dotarnos de la red de seguridad de la que quizás carecemos.
No construiremos este sistema de la noche a la mañana. Llevará tiempo, y por ello proponemos un planteamiento escalonado.
En la primera fase aprovecharemos la respuesta actual a la COVID-19 para poner a prueba nuestras hipótesis y vías operativas.
Una ganancia inmediata sería el rápido intercambio de SARS-CoV-2 y sus variantes emergentes.
A largo plazo, se allanará el camino hacia un sistema que promoverá el intercambio rápido y oportuno de materiales biológicos con potencial epidémico o pandémico, facilitará el acceso rápido a los patógenos y promoverá el acceso equitativo a las contramedidas.
Desde que anuncié este proyecto en la Asamblea Mundial de la Salud, en noviembre, varios Estados Miembros han contraído compromisos y hemos dado los primeros pasos hacia la puesta en marcha.
Estamos muy agradecidos a los Estados Miembros que han apoyado la iniciativa y que siguen trabajando con nosotros en esta prueba de concepto.
Seguimos alentando a todos los Estados Miembros a que compartan oportunamente sus datos y muestras de las nuevas cepas.
Esperamos poder informarlos hoy sobre estos primeros pasos y recibir sus observaciones sobre la mejor manera de avanzar, ya que trabajamos juntos para un futuro más saludable, seguro y justo. Asimismo, deseo aprovechar esta oportunidad para dar las gracias a Mike Ryan y a su equipo, Sylvie Briand y otros colaboradores.
Muchas gracias.