1. INTRODUCCIÓN
Muchos países suspendieron algunos o todos los viajes internacionales desde el inicio de la pandemia de COVID-19, pero ahora prevén retomarlos. En este documento se describen las principales consideraciones que deben tener en cuenta las autoridades sanitarias nacionales que estén abriendo gradualmente los viajes internacionales o que estén estudiando hacerlo.
El proceso de adopción de decisiones debe ser multisectorial y es necesario garantizar que las medidas que apliquen las autoridades nacionales e internacionales de transporte estén coordinadas con las de otros sectores pertinentes. Además, todo el proceso debe ser coherente con las estrategias nacionales generales de ajuste de las medidas de salud pública y sociales.
El revocamiento gradual de las limitaciones de viaje (o de las restricciones temporales) debe basarse en una evaluación minuciosa de los riesgos en la que se tenga en cuenta el contexto del país, la epidemiología y las pautas de transmisión locales, las medidas sanitarias y sociales nacionales para controlar el brote y la capacidad de los sistemas de salud tanto en los países de salida como en los de destino, incluidos los puntos de entrada. Toda medida ulterior debe ser proporcional a los riesgos para la salud pública y debe ajustarse a partir una evaluación de riesgos. Dicha evaluación de riesgos debe realizarse de forma periódica y sistemática a medida que evoluciona la situación de la COVID-19 y sus resultados deben ponerse en conocimiento de la población con frecuencia.
2. OBJETIVO
El objetivo de este documento consiste en proporcionar a los gobiernos, las autoridades sanitarias de los Estados Miembros de la OMS y las partes interesadas pertinentes, los elementos que deben tener en cuenta al ajustar las medidas relativas a los viajes internacionales a la cambiante situación epidemiológica de la pandemia de COVID-19, a la capacidad nacional de salud pública y de servicios de salud disponible en los países y a la evolución de los conocimientos sobre el virus. Este documento debe leerse junto con otras orientaciones pertinentes de la OMS, en particular la actualización de la Estrategia COVID-19 de la OMS, del 14 de abril de 2020, las Consideraciones relativas a los ajustes de las medidas de salud pública y sociales en el contexto de la COVID-19, la reseña científica sobre la transmisión del SARS-CoV-2, del 9 de julio de 2020 y el Plan estratégico de preparación y respuesta de la OMS.
3. FACTORES QUE DEBEN TENERSE EN CUENTA PARA REANUDAR LOS VIAJES INTERNACIONALES
Todos los países deben realizar un análisis de los riesgos y los beneficios y establecer sus prioridades.
La OMS recomienda que se dé prioridad a los viajes esenciales en casos de emergencia, las actividades humanitarias (incluidos los vuelos médicos de emergencia y las evacuaciones médicas), los viajes del personal esencial (incluido el personal de respuesta a emergencias y los proveedores de asistencia técnica en materia de salud pública, el personal esencial del sector del transporte, como la gente de mar y el personal diplomático) y la repatriación al país de origen. También debe otorgarse prioridad al transporte de mercancías de suministros médicos, alimentarios y energéticos esenciales. Los viajeros enfermos y las personas en situación de riesgo, incluidas las personas de edad y las que padecen enfermedades crónicas o afecciones de salud subyacentes deben posponer o evitar los viajes internacionales con origen o destino en las zonas donde hay transmisión comunitaria.
Ningún viaje está exento de riesgos si se tiene en cuenta la posible importación o exportación de casos en el contexto de los viajes internacionales. Por consiguiente, la evaluación y gestión minuciosa y continua de los riesgos ayudará a determinar, reducir y mitigar esos riesgos, al tiempo que se equilibran las consecuencias socioeconómicas de las medidas (o restricciones temporales) relativas a los viajes con las posibles consecuencias adversas para la salud pública.
El proceso de decisión debe incluir un análisis de la situación en el que se tenga en cuenta el contexto local de los países de salida y destino. Deben tenerse en cuenta los siguientes factores: la epidemiología y las pautas de transmisión locales; las medidas nacionales de salud pública y sociales para controlar los brotes tanto en el país de origen como en el de destino; la capacidad de los servicios de salud pública y de salud a nivel nacional y subnacional para gestionar los casos sospechosos y confirmados entre los viajeros, incluido en los puntos de entrada (puertos, aeropuertos, pasos fronterizos terrestres) para mitigar y gestionar el riesgo de importación o exportación de la enfermedad; y la evolución de los conocimientos sobre la transmisión de la COVID-19 y sus características clínicas.
3.1 Situación epidemiológica y patrones de transmisión en los países de origen y destino
Dado que la situación epidemiológica de la COVID-19 es distinta en cada país, los viajes internacionales conllevan distintos niveles de riesgo de exportación o importación del virus SARS-CoV-2, en función de cuál sea el país de origen y el país de destino del pasajero. La situación epidemiológica de cada país relativa a la COVID-19 puede consultarse en los informes de situación de la OMS, en los que se utilizan las categorías relativas a la situación de transmisión definidas en las orientaciones provisionales de la OMS para la vigilancia mundial de la COVID-19 causada por la infección humana por el virus de la COVID-19, del 20 de marzo de 2020. Se plantean cuatro posibles situaciones de transmisión:
- Ausencia de casos: en los países, los territorios y las zonas en los que no hay ningún caso notificado.
- Casos esporádicos: en los países, los territorios y las zonas con un pequeño número de casos importados o detectados localmente.
- Conglomerados de casos: en los países, los territorios y las zonas con conglomerados de casos agrupados en el tiempo, en una misma ubicación geográfica o con una exposición común al virus.
- Transmisión comunitaria: en los países, los territorios y las zonas con brotes más amplios de transmisión local, definidos a partir de una evaluación de, entre otros, los siguientes factores:
- un número elevado de casos no vinculables a una cadena de transmisión;
- un número elevado de casos detectados en la vigilancia mediante laboratorios centinela;
- múltiples conglomerados sin relación entre sí en varias ubicaciones del país, territorio o zona.
El riesgo de importación de casos en el país de llegada depende de una serie de factores, entre ellos la situación epidemiológica en el país de origen y en el país de destino:
- Si la transmisión del virus SARS-CoV-2 es de intensidad similar en el país de origen y en el de destino, el riesgo de posibles repercusiones en la situación epidemiológica no es significativo.
- Si la transmisión del virus SARS-CoV-2 en el país de origen es más intensa que en el país de destino, el riesgo de efectos negativos en la situación epidemiológica del país de destino es mayor.
- Si la transmisión del virus SARS-CoV-2 en el país de origen es menos intensa que en el país de destino, el riesgo de efectos negativos en la situación epidemiológica del país de destino es menor.
En la evaluación de riesgos antes mencionada también debe reflejarse la información nueva que vaya surgiendo. En ambos países pueden tenerse en cuenta las variaciones subnacionales.
Los países deben planificar y evaluar continuamente sus capacidades en caso de aumento rápido de las necesidades para hacer pruebas, rastrear, aislar y manejar los casos importados y la cuarentena de los contactos.
3.2 Salud pública y capacidad intersectorial
La evaluación del riesgo que los casos importados podrían representar para la respuesta nacional a la pandemia depende de la capacidad tanto de la salud pública y de los servicios de salud como de otros sectores pertinentes.
En las orientaciones provisionales de la OMS sobre las Consideraciones relativas a los ajustes de las medidas de salud pública y sociales en el contexto de la COVID-19 se destacan seis ajustes necesarios para reducir al mínimo el riesgo de aumento de la transmisión de COVID-19: el control de la transmisión, incluidos el rastreo y el aislamiento de los contactos, la suficiente disponibilidad de personal de salud pública y capacidad de los sistemas de salud, la reducción al mínimo de los riesgos en entornos de alta vulnerabilidad, las medidas preventivas en el lugar de trabajo, la gestión de los riesgos de importación o exportación desde comunidades con alto riesgo de transmisión y la plena participación de las comunidades. La OMS ha elaborado anexos técnicos y operativos detallados para la mayoría de ellos y proporciona una serie de criterios para evaluar la necesidad de ajustar las medidas sociales y de salud pública a nivel nacional :
1.) ¿Está controlada la epidemia?
2.) ¿Tiene capacidad el sistema de vigilancia de la salud pública para localizar y gestionar los casos y sus contactos y detectar un rebrote de casos, en particular entre los viajeros?
3.) ¿Tiene capacidad el sistema de salud para hacer frente a un rebrote de casos de COVID-19?
En la actualización de la Estrategia de la OMS frente a la COVID-19 se describen objetivos que van más allá del sector de la salud, por ejemplo, asuntos exteriores, economía, educación, transporte, viajes y turismo, obras públicas, agua y saneamiento, medioambiente, protección social y agricultura. El objetivo es aprovechar los recursos y las iniciativas para garantizar que todos los sectores del gobierno y la sociedad hagan suya la respuesta, participen en ella y contribuyan a prevenir la transmisión a través de medidas sectoriales pero también generales, incluida la promoción de la higiene de las manos, los buenos hábitos al toser y el distanciamiento físico entre las personas.
Otros factores al margen de la salud pública
Además del riesgo para la salud pública que supone la pandemia de COVID-19, los países también deben tener en cuenta otras consideraciones económicas, políticas y sociales para decidir si permiten que se reanuden los viajes internacionales. Esas consideraciones deben sopesarse en colaboración con las partes interesadas pertinentes y los expertos y autoridades competentes. Pueden encontrarse orientaciones pertinentes, por ejemplo, en el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), la Organización Mundial del Turismo (OMT) , la Organización Internacional del Trabajo (OIT) , la Organización Marítima Internacional (OMI) y el Banco Mundial .
Algunos organismos de las Naciones Unidas que desempeñan un papel fundamental en el apoyo a los Estados para reanudar los viajes internacionales han puesto en marcha iniciativas concretas relacionadas con la COVID-19, de conformidad con los mandatos específicos de cada organismo y con la participación activa de los Estados y otras organizaciones internacionales. Entre ellas se encuentra la Organización de Aviación Civil Internacional (OACI), que elaboró unas directrices para facilitar la reanudación de los viajes aéreos internacionales (el informe llamado «El despegue») en colaboración con otros organismos de las Naciones Unidas y los asociados pertinentes de la industria.
4. CAPACIDADES NECESARIAS PARA MITIGAR LOS CASOS IMPORTADOS
Cabe entender que los esfuerzos de mitigación para frenar la COVID-19 recaen en última instancia en los países y territorios de destino. Los países deben disponer de la capacidad adecuada en materia de salud pública y en sus sistemas de salud, en particular en los puntos de entrada (puertos, aeropuertos, pasos fronterizos terrestres) para someter a pruebas, aislar y tratar a los casos y poner en cuarentena a sus contactos, además de intercambiar información y datos a nivel internacional, según proceda.
4.1 Coordinación y planificación
El trabajo intersectorial es imprescindible para la correcta aplicación de las medidas de salud pública. Si bien el sector del transporte es fundamental para los viajes en sí, la participación de otros sectores, como los del comercio, la agricultura, el turismo y la seguridad, es clave para abarcar todos los aspectos operacionales relacionados con la reanudación gradual de los viajes internacionales.
Las herramientas para la evaluación general de la capacidad de preparación ante emergencias sanitarias no están diseñadas específicamente para la pandemia de COVID-19, pero pueden resultar de utilidad. La OMS ha elaborado una herramienta en la que se describen las medidas más importantes de preparación, disposición a la acción y respuesta frente a la COVID-19.
4.2 Capacidad de vigilancia y manejo de casos
La vigilancia epidemiológica activa para la detección y el aislamiento de los casos, la identificación y el seguimiento de los contactos son fundamentales para la gestión eficaz de la pandemia de COVID-19. Es necesario aislar rápidamente a los casos sospechosos y confirmados y poner en cuarentena a los contactos de los casos confirmados. Las personas con una infección sospechosa o confirmada de COVID-19 y los contactos de los casos confirmados deben tener prohibido viajar .
Uso de los sistemas de vigilancia y la capacidad de laboratorio existentes
En el sistema nacional de vigilancia de la COVID-19 puede aprovecharse la información que se intercambia en los sistemas existentes de vigilancia de las enfermedades respiratorias, como los de la gripe, los síndromes gripales o las infecciones respiratorias agudas graves. Entre los elementos clave para una vigilancia eficaz se cuenta disponer de un número suficiente de trabajadores de la salud públicos o comunitarios capacitados para la detección de casos y el rastreo de contactos y de una comunicación integrada de los riesgos y la participación de la comunidad, asimismo en las redes sociales, para garantizar la aceptación de la población. Los países deben disponer de suficiente capacidad para realizar pruebas de laboratorio y una estrategia clara al respecto, de modo que sea posible identificar de forma fiable los casos y rastrear los contactos, incluido entre los viajeros que llegan al país. Deben aplicarse las orientaciones de la OMS sobre vigilancia y rastreo de contactos.
Herramientas digitales
Algunos países ya están utilizando o planteándose utilizar herramientas digitales para facilitar el rastreo de los contactos. Entre ellas se incluyen los teléfonos y las aplicaciones móviles para localizar la ubicación o hacer un rastreo de proximidad, así como para informar de los síntomas durante el periodo de 14 días desde la llegada. Dichas tecnologías no pueden reemplazar el rastreo de contactos de salud pública, pero pueden considerarse como un complemento en las condiciones específicas para las que la OMS las recomienda. Los teléfonos y las aplicaciones móviles pueden ser eficaces para identificar e informar a los viajeros que puedan haber estado en contacto con una persona a la que se le haya confirmado una infección por COVID-19 o haya dado positivo en una prueba de COVID-19, pero solo si las utiliza una gran proporción de la población general. En el caso de los viajeros, es preciso tener presentes las cuestiones de compatibilidad e intercambio de datos entre países, en caso de que se realice un rastreo de contactos más allá de las fronteras nacionales. Antes de adoptar este tipo de herramientas digitales, los países deben considerar los aspectos jurídicos y éticos relacionados con la privacidad de las personas y la protección de los datos personales.
Rastreo de contactos en otros países
Cuando un conglomerado o cadena de transmisión se extiende a varios países, el rastreo de contactos puede realizarse de forma coordinada y colaborativa mediante un rápido intercambio de información a través de la red internacional de Centros Nacionales de Enlace para el RSI. Los Centros Nacionales de Enlace están accesibles en todo momento y pueden recibir apoyo directo de los Puntos de Contacto de la OMS para el RSI. Los datos de contacto de todos los Centros Nacionales de Enlace para el RSI y los Puntos de Contacto de la OMS para el RSI en las regiones se encuentran en el Sistema de Información sobre Eventos, al que tienen acceso las autoridades sanitarias nacionales.
4.3 Comunicación de riesgos y participación de la comunidad
La comunicación proactiva con la población a través de los medios de comunicación tradicionales, las redes sociales y otros canales es crucial. Permite explicar los motivos de la reanudación gradual de los viajes internacionales, el posible riesgo que entrañan y las medidas necesarias para garantizar que los viajes sean seguros para todos, incluidas las actualizaciones periódicas de los cambios en los viajes internacionales. Puede utilizarse, asimismo, una línea telefónica de ayuda en materia de COVID-19 para difundir información y proporcionar asesoramiento adaptado al contexto subnacional. Esto es esencial para infundir confianza en las recomendaciones de viaje, mejorar el acatamiento de los consejos de salud y evitar la propagación de rumores e información falsa. La comunicación oportuna y precisa sobre los cambios en los viajes internacionales debe dirigirse a la población en general, a los viajeros, a los operadores del sector del transporte, a las autoridades sanitarias y a los prestadores de servicios de otros sectores pertinentes.
4.4 Capacidad en los puntos de entrada
Los países deben mantener o fortalecer, según sea necesario, sus capacidades en los puntos de entrada en el contexto de la respuesta a la COVID-19. Entre ellas cabe mencionar la capacidad de cribado en las entradas y salidas; la detección temprana mediante la localización activa de casos, el aislamiento y la realización de pruebas a los pasajeros enfermos (incluido el suministro de equipo de protección personal en el punto de entrada); la limpieza y desinfección; el manejo de los casos, incluido el transporte a un establecimiento de salud de ser necesario; la identificación de contactos para su rastreo; la divulgación sobre las políticas locales para la adopción de medidas adecuadas de higiene y saneamiento; el distanciamiento físico y el uso de mascarillas; la facilitación de números de teléfono de emergencia; y la comunicación de los riesgos y la educación sobre el comportamiento responsable en los viajes. Deben existir procedimientos adaptados para la manipulación de los equipajes, las cargas, los contenedores, los medios de transporte, las mercancías y los paquetes postales, y dichos procedimientos deben difundirse claramente. Los países también deben garantizar la capacidad de inspección de las embarcaciones y la expedición de certificados de sanidad a bordo de una embarcación en el marco del RSI. Deben seguirse las orientaciones de la OMS sobre el manejo de los viajeros enfermos en los puntos de entrada y otras orientaciones pertinentes, como las consideraciones operativas para las compañías aéreas y otros operadores de transporte.
La OMS recomienda un enfoque integral para apoyar y gestionar a los viajeros antes de la salida y a la llegada, que incluye una combinación de medidas que deben tenerse en cuenta en ambos momentos.
Entre las recomendaciones generales para los viajeros se incluyen la higiene personal y de las manos, los buenos hábitos al toser y estornudar, el mantenimiento de una distancia física de al menos un metro de los demás y el uso de mascarilla cuando sea adecuado. Los viajeros enfermos y las personas en situación de riesgo, incluidos los viajeros de edad y las personas con enfermedades crónicas graves o afecciones de salud subyacentes, deben aplazar los viajes internacionales con origen o destino en las zonas donde hay transmisión comunitaria.
Entre las medidas de cribado a la llegada y a la salida se incluyen la detección de signos y síntomas (fiebre superior a 38 oC, tos) y las preguntas a los pasajeros sobre si presentan síntomas de infección respiratoria o si han estado expuestos a contactos de alto riesgo, lo que puede facilitar la detección activa de casos entre los viajeros enfermos. Los viajeros sintomáticos y los contactos detectados deben llevarse o canalizarse para que se sometan a un examen médico más detenido, seguido de las pruebas de la COVID-19. Es preciso aislar los casos confirmados y ofrecerles el tratamiento que requieran. Es probable que el control de la temperatura por sí solo, a la salida o a la llegada, solo sea parcialmente eficaz para detectar a los individuos infectados, ya que pueden encontrarse en el periodo de incubación, puede que no manifiesten síntomas aparentes al principio del curso de la enfermedad o incluso cabe la posibilidad de disimular la fiebre con medicamentos antipiréticos. Si los recursos son limitados, es aconsejable realizar un control a la llegada y debe darse prioridad a los pasajeros que llegan en vuelos directos desde zonas con transmisión comunitaria.
Además, puede pedirse a los pasajeros que rellenen un formulario en el que informen a las autoridades sanitarias de su posible exposición a casos en las dos últimas semanas (contacto con los pacientes entre los trabajadores sanitarios, visitas a hospitales, alojamiento compartido con una persona enferma de COVID-19, etc.). El formulario debe incluir los datos personales pertinentes de los pasajeros con los que tal vez sea necesario ponerse en contacto después del viaje en caso de que, por ejemplo, se les considere posibles contactos de un caso. Se recomienda que dicho formulario se rellene durante el vuelo para evitar las aglomeraciones a la llegada. Las autoridades también pueden exigir a los pasajeros que lleguen al país que descarguen y utilicen una aplicación nacional de control de la COVID-19.
En las áreas donde se reúnen los viajeros, como las zonas destinadas a las entrevistas, debe establecerse un mecanismo de control de multitudes para evitar la transmisión.
Las pruebas de PCR de laboratorio (pruebas moleculares de detección del SARS-CoV-2) inmediatamente antes de la salida o a la llegada pueden proporcionar información sobre el estado de los viajeros. No obstante, los resultados de laboratorio deben interpretarse con cautela, ya que puede haber una pequeña proporción de resultados falsos negativos y falsos positivos. Si se realizan pruebas, estas deben ir acompañadas de un seguimiento exhaustivo específico para la COVID-19, por ejemplo, recomendar a los viajeros que salen del país y que se han sometido a pruebas que informen de cualquier síntoma a las autoridades locales de salud pública. Si la prueba se realiza a la llegada, debe facilitarse a todos los viajeros un número de teléfono de emergencia en caso de que aparezcan síntomas. Si la prueba diera positivo, debe seguirse el protocolo pertinente de manejo de casos.
El uso de «certificados de inmunidad» para los viajes internacionales en el contexto de la COVID-19 no tiene por el momento fundamento científico y, por lo tanto, no está recomendado por la OMS. Es necesario recabar más datos probatorios sobre la eficacia de las pruebas rápidas de detección de los anticuerpos del SARS-CoV-2. En la reseña científica, de la OMS sobre los «pasaportes de inmunidad» en el contexto de la COVID-19 se encuentra más información al respecto. Esta se actualizará a medida que se disponga de nuevas pruebas. Más allá de los aspectos científicos, deben tenerse presentes las consideraciones éticas, jurídicas y de derechos humanos relacionadas con la privacidad de los datos personales, la confidencialidad médica, el posible riesgo de falsificación o de participación en conductas de riesgo, la estigmatización y la discriminación.
Los viajeros deben observar la posible aparición de síntomas desde su llegada y durante 14 días, informar de los síntomas y del historial de viaje a los centros de salud locales y seguir los protocolos nacionales. De conformidad con las orientaciones de la OMS sobre el rastreo de los contactos en el contexto de la COVID-19, es necesario poner en cuarentena a los contactos de casos confirmados o pedirles que se sometan a un autoaislamiento como parte de las estrategias nacionales de respuesta.
Si los países deciden aplicar medidas de cuarentena a todos los viajeros a su llegada, deben hacerlo sobre la base de una evaluación de los riesgos y la consideración de las circunstancias locales. También deben aplicar las orientaciones de la OMS sobre la cuarentena de los contactos en el contexto de la COVID-19 .
Los países deben tener en cuenta las consideraciones especiales para los viajeros en virtud del RSI (2005), entre otras, tratarán a los viajeros respetando su dignidad, sus derechos humanos y sus libertades fundamentales y reducirán al mínimo las molestias o inquietudes asociadas con las medidas sanitarias que se les apliquen.
Los países no cobrarán a los viajeros por las medidas de protección de la salud pública, incluidos a) los exámenes médicos para conocer su estado de salud; b) las vacunaciones u otras intervenciones profilácticas practicadas a la llegada (publicadas con menos de 10 días de antelación); c) las medidas apropiadas de aislamiento o cuarentena; d) los certificados con el fin de especificar las medidas aplicadas; o e) el equipaje que los acompaña.
Articulo 40 del Reglamento Sanitario Internacional (2005)
5. SEGUIMIENTO Y EVALUACIÓN
Los países deben repetir periódicamente el proceso de evaluación de riesgos y de examen de la capacidad del sector de salud pública y de otros sectores pertinentes a medida que reanuden los viajes internacionales. En este proceso, los países también deben tener en cuenta la información más reciente sobre el virus y su epidemiología mediante la consulta de las reseñas científicas actualizadas de la OMS.