Hace ocho semanas, cuando el Dr. Peter Clement llegó a la prefectura de Lofa (Liberia) procedente de la oficina de la OMS en Monrovia, cada día recalaban en el hospital de Médicos sin Fronteras (MSF) de 20 a 30 pacientes con síntomas similares a los de la enfermedad por el virus del Ebola. El miedo se había extendido entre la población, había conatos de desorden público y el personal sanitario y los trabajadores de las ambulancias sufrían ataques.

Desoyendo los consejos de seguridad de las Naciones Unidas, el Dr. Clement viajó durante 12 horas por caminos de tierra hasta Lofa, cerca de la frontera con Guinea. Una vez allí, se presentó ante las comunidades hostiles y se dirigió directamente a los jefes.
«En muchos años no ha habido enfrentamientos con estas personas», les dijo. «Y ahora les atacáis, pero ellos no son el enemigo. El enemigo es el ebola. Si no hacemos nada contra el ebola, la enfermedad acabará con nosotros. Para poder luchar contra el ebola, se tiene que conocer la enfermedad. Movilizad a vuestra gente. Conozcamos el ebola».
El Dr. Clement comentó que la clave para colaborar con una comunidad hostil es escuchar primero. Así que escuchó pacientemente a la comunidad para entender sus miedos, y después empezó a hablarles del virus y a explicarles cómo evitar infectarse.
Cuando ya sabían qué era el ebola y cómo detenerlo, declararon juntos: «A partir de hoy no habrá más ebola en nuestra comunidad».
Un plan concebido por la comunidad
Inmediatamente, la gente de la comunidad elaboró un plan propio, que se extendió a todos los hogares. Esto es lo que decían:
-
El ebola es una enfermedad, no una maldición ni un complot del gobierno.
-
Los enfermos deben acudir a la clínica de MSF en Foya.
-
Nadie puede enterrar ya a sus seres queridos. A partir de ahora mismo, se llamará a los enterradores que siguen las normas de seguridad.
-
Aunque son un pueblo acogedor, ya no habrá contacto físico al saludarse.
«Para poder luchar contra el ebola, se tiene que conocer la enfermedad. Movilizad a vuestra gente».
Dr. Peter Clement, coordinador de la OMS para la prefectura de Lofa
El Dr. Clement utilizó posteriormente la misma táctica en todo el país, comunidad por comunidad. Actualmente 30 poblados antes hostiles son sus mejores aliados en la lucha contra el ebola.
«Nos llaman cuando alguien está enfermo», comenta. «Ya no tenemos que ir buscando a los pacientes. Las comunidades entienden la situación y nos ayudan».
El efecto es importante. Hoy en día, hay solo unos pocos pacientes en la clínica de MSF, la única clínica de ebola en el país en la que se planea reducir el número de camas: de 140 a 40.
Nadie celebra nada aún, es demasiado pronto. Pero todos están alerta para velar por que Foya se mantenga en el buen camino hacia la extinción del ebola en la comunidad.