OMS/T. Miranda
Dr Pilly Sahid and Yusuf Ahmed Mzitto, known as "Kessy", at the Mwananyamala District Hospital’s methadone clinic in Dar es Salaam.
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Un programa pionero de tratamiento con metadona devuelve la esperanza a miles de personas en Dar es Salaam

24 de agosto de 2016

En un discreto rincón del hospital del distrito Mwananyamala, en Dar es Salaam, la ciudad más grande de la República Unida de Tanzanía, un grupo de jóvenes hace cola ante una ventanilla para recibir su dosis diaria de metadona. Otros se refugian del intenso calor en los pocos lugares sombreados del patio polvoriento situado tras el edificio de la clínica.

En los últimos años, Dar es Salaam ha sido testigo de un aumento en el consumo ilícito de drogas, sobre todo heroína, debido a que los traficantes hacen escala en la ciudad portuaria en su paso desde el Afganistán a Europa y el resto de África. La heroína que se vende es de escasa calidad, pero barata: una dosis apenas vale 1 dólar de los EE.UU.

La terapia más eficaz para los heroinómanos

Mwananyamala es uno de los dos hospitales de Dar es Salaam que ofrece metadona como tratamiento para la adicción. La OMS considera que el tratamiento de mantenimiento con metadona constituye la terapia más eficaz para los heroinómanos; de hecho, la metadona se añadió en 2005 a la Lista modelo de la OMS de medicamentos esenciales. Combinado con apoyo psicosocial, el tratamiento puede ayudar a reducir la adicción a opioides como la heroína, prevenir la infección por el VIH y otras enfermedades que se transmiten al compartir agujas, y reducir el comportamiento delictivo que con frecuencia acompaña al consumo de drogas ilícitas.

Debido a la estigmatización, muchos países, entre ellos algunos de ingresos altos, todavía no han aceptado el uso de la metadona para frenar la adicción a la heroína. En el ámbito mundial, los tratamientos de sustitución con opioides como la metadona se utilizan en menos del 30% de los países, y menos del 10% de los heroinómanos de todo el mundo tienen acceso a ellos.

En 2009, la OMS publicó unas directrices para ayudar a los países a tratar la dependencia de los opioides y prevenir la transmisión del VIH y otras infecciones transportadas en sangre.

«El nuestro es uno de los primeros programas de metadona en el continente, y de los que mejores resultados ha dado», comenta la Dra. Pilly Sahid Mutoka, médico asistente de la clínica. «Otros países, como Kenya, Mozambique y Zambia, han venido a aprender de nuestra experiencia».

Yusuf Ahmed Mzitto, apodado Kessy, señala que la metadona ha dado un vuelco a su vida, tras tres años de adicción y varios intentos fallidos de dejar la heroína. Tímido y con aire inocente para sus 33 años, Kessy empezó a consumir drogas en 2013 para poder resistir la tensión de un trabajo en informática en el que se le exigía mucho.

«Lo que más temen los consumidores de drogas es el horror del síndrome de abstinencia», explica. «No hay nada peor que eso - ni el miedo al VIH ni a la muerte. Intenté dejarlo por mí mismo, incluso llegué a encerrarme con llave en una habitación. Pero nada funcionó hasta que empecé con la metadona».

De la prevención del VIH a la rehabilitación

El programa de metadona de Tanzanía se puso en marcha de forma experimental en el hospital nacional Muhimbili, el centro de salud más grande del país, con financiación de los Estados Unidos de América, en un esfuerzo por frenar la transmisión del VIH en el país. Un año más tarde se amplió al hospital de distrito Mwananyamala para prestar servicios a la población de Kinondoni, un distrito con muchos consumidores de drogas. En estos momentos se considera un programa cuya utilidad va más allá de la prevención del VIH y que puede verdaderamente rehabilitar a jóvenes cuyas vidas han caído en las redes del mercado barato de drogas de la ciudad.

Sin embargo, mientras Muhimbili y Mwananyamala tienen acceso a metadona fácilmente gracias a fondos de donantes, en otros centros de salud de la región de Dar es Salaam el acceso no es tan fácil. La Dra. Pilly señala que solo unos 3000 de los 25 000 consumidores de drogas inyectables de la ciudad se han beneficiado hasta la fecha del programa de metadona.

Kessy señala también que hay mucho miedo y estigmatización vinculados a la metadona. «Los consumidores de drogas dicen que no es más que otra droga. Tienen miedo de que les provoque otra adicción. Los traficantes diseminan historias de miedo sobre la metadona porque no quieren perder clientes». Pero los beneficios del tratamiento con metadona hablan por sí mismos.

Con el tiempo, Kessy ha ido reduciendo su dosis diaria de metadona y dentro de poco dejará el tratamiento por completo.

«Lo había perdido todo: amigos, familia, trabajo», comenta. «Mi vida se había hundido. Ahora puedo volver a vivir».