El cribado del cáncer cervicouterino salva la vida de muchas mujeres en Mongolia

6 de febrero de 2018

OMS/N. Lkhagvasuren

Sharav Otgontsetseg, una mujer de 37 años del distrito de Ulaanbaatar Songino-Khairkhan en Mongolia, se considera muy afortunada. Esta madre de dos hijos fue operada recientemente de cáncer cervicouterino en el Centro Nacional de Oncología, tras dar positivo en una prueba rutinaria de frotis de Papanicolaou.

Desde 2012, las mujeres de entre 30 y 60 años pueden realizar gratuitamente la prueba de detección del cáncer cervicouterino en los centros de medicina general de toda Mongolia, y ello gracias a un proyecto apoyado por la Corporación del Reto del Milenio (MCC).

El cáncer cervicouterino (o cáncer del cuello del útero), causado por el virus del papiloma humano, tiene tratamiento si se detecta a tiempo. Según un artículo publicado en la revista Asia Pacific Journal on Cancer Prevention, es uno de los tipos de cáncer más frecuentes en la población femenina de Mongolia: en 2011 representó el 17% de los casos de cáncer y el 8% de las muertes por esta causa. Las previsiones apuntan a un incremento en los años venideros, que hará que para 2016 esa proporción se sitúe en cerca de uno de cada cinco casos de cáncer en las mujeres. Los datos proporcionados por el Centro Nacional de Oncología indican que el cáncer cervicouterino es el quinto tipo de cáncer más frecuente en Mongolia en general.

Institucionalización de la prueba de detección del cáncer cervicouterino en atención primaria

En 2013, más de 70.000 mujeres pertenecientes al grupo de edad objetivo se sometieron en el país entero a pruebas de detección del cáncer cervicouterino en el nivel de atención primaria. Con el apoyo de la MCC, se ofreció a enfermeros y citólogos capacitación para realizar la prueba de Papanicolaou e interpretar los resultados del frotis. Dentro de los esfuerzos por mejorar los medios de diagnóstico, numerosos centros de salud a nivel de provincia, o aimag, y de distrito también han sido equipados con microscopios con cámara integrada. Se ha introducido, para los casos en que los resultados no sean concluyentes, un sistema que permite enviar muestras a la capital para su verificación.

La OMS ha prestado apoyo para el fortalecimiento de las capacidades de los oncólogos locales en relación con el uso de la CIE-10 a efectos de codificación y diagnóstico, la mejora los registros de cáncer en Mongolia y el perfeccionamiento de las competencias de los citólogos mediante programas formativos organizados en colaboración con un experto de mundo académico.

El nuevo sistema de cribado recomienda que todas las mujeres pertenecientes al grupo de edad objetivo se sometan cada tres años a la prueba de Papanicolaou. En un primer momento, se envían notificaciones, por correo postal o mensaje de texto, a la población diana para que las mujeres acudan a su centro de medicina general a realizar la prueba de detección. Una vez recogidas, las muestras se envían al centro sanitario a nivel de aimag, donde son analizadas por un citólogo, que se encarga de interpretar los resultados. En teoría, cada uno de esos establecimientos de atención secundaria debería contar con un experto en citología.

Problemas pendientes de solución

Desafortunadamente, pese a su impacto y su carácter muy prometedor, el proyecto ha tropezado con varios escollos en los últimos meses. Especialmente preocupante es la falta de citólogos capacitados para interpretar las muestras recogidas, con el consiguiente retraso en los resultados. Esta situación se ha visto agravada por la deserción de algunos de los técnicos que participaron en los programas de capacitación, lo que ha hecho que queden varios puestos sin cubrir.

"Si las usuarias no obtienen los resultados de las pruebas en un plazo razonable, se desaniman", comenta Gotov Uyanga, Directora del Centro Nacional de Histopatología, que también es una de las capacitadoras principales del proyecto de la MCC. "Por desgracia, de los 32 técnicos de citología que hemos formado, alrededor de la mitad ya no ejercen esa función".

A su juicio, la interpretación de las muestras debería centralizarse en el Centro Nacional de Histopatolgía, para así garantizar la calidad y la coherencia de los diagnósticos. "Hace falta mucha práctica para detectar 5 o 10 células patógenas entre 50.000 células sanas", dice Uyanga, histopatóloga de profesión. La falta de práctica, combinada con la ausencia de controles periódicos de calidad, puede hacer que se emitan diagnósticos incorrectos.

Otra asignatura pendiente es la de alentar a las mujeres a someterse a las pruebas. Desde comienzos de 2014, han acudido a los servicios de diagnóstico unas 56.000 mujeres, lo que supone un descenso importante con respecto al año anterior.

"Este año, tan solo el 28% de la población diana para las pruebas de detección del cáncer cervicouterino se ha sometido a un frotis", dice Tudev Undarmaa, epidemióloga del cáncer del Departamento de Salud Pública, Investigación y Capacitación del Centro Nacional de Oncología. "Tenemos que realizar un estudio para saber a qué se deben esas tasas relativamente bajas de participación en el programa". En su opinión, las causas están en una combinación de factores, como la falta de apoyo financiero (el proyecto de la MCC ha concluido), la falta de campañas de información y la falta de personal.

Las campañas de cribado salvan muchas vidas

"El cáncer cervicouterino es un problema acuciante, pero aun así perfectamente prevenible", opina el Dr. Soe Nyunt-U, Representante de la OMS en Mongolia. "La preocupante propagación de diversas infecciones de transmisión sexual, entre ellas el virus del papiloma humano, pone de manifiesto la importancia de aplicar medidas de cribado para detectar consecuencias peligrosas como el cáncer cervicouterino".

No obstante los desafíos descritos, el cribado del cáncer cervicouterino ha demostrado ser una medida prometedora para la detección de casos y la promoción de tratamientos adecuados. Así por ejemplo, de las 90 mujeres que dieron positivo en las pruebas realizadas en el distrito de Songino-Khairkhan, 15 fueron diagnosticadas con cáncer y derivadas al Centro Nacional de Oncología. Las demás se sometieron a un tratamiento de coagulación en el hospital de distrito. Sharav Otgontsetseg, por su parte, agradecida por haberse sometido a las pruebas de detección, comparte su experiencia abiertamente con las amigas, a las que anima a seguir su ejemplo. "Me gustaría animar a todas las mujeres –madres e hijas– a someterse a la prueba de detección. Es preferible dejarse examinar ahora y recibir tratamiento que lamentarlo después".

Con la introducción de nuevas mejoras en el sistema y un compromiso político continuado, el programa de cribado del cáncer cervicouterino aún puede salvar en los próximos años la vida de muchas más mujeres en Mongolia.