Mohamed Sesay formaba parte de un equipo de ocho técnicos de laboratorio especializados en pruebas de detección del virus del Ebola. Pero a medida que el brote iba propagándose e iban llegando cada vez más muestras, su equipo empezó a estar desbordado. Uno tras otro, sus compañeros fueron enfermando y muriendo. Finalmente, él también contrajo la enfermedad, pero sobrevivió, y es el único miembro de su equipo que quedó para contar lo que ocurrió.

"No recuerdo cómo me infecté con el virus del Ebola", explica Mohamed SK Sesay, el único superviviente de un equipo de ocho técnicos que trabajaban en el laboratorio especializado en fiebre de Lassa del hospital público de Kenema (Sierra Leona).
Mohamed estaba trabajando en el laboratorio general del hospital cuando se declaró el brote. Se ofreció como voluntario para aprender cómo se hacían las pruebas de detección del virus del Ebola en el laboratorio especializado en fiebre de Lassa del hospital, dado que se necesitaban urgentemente más técnicos capacitados para realizar las pruebas de detección del virus del Ebola debido a la súbita explosión de casos en el distrito.
Falta de técnicos de laboratorio
El laboratorio del hospital público de Kenema, especializado en la fiebre de Lassa era el único centro en el país equipado para realizar pruebas de detección del virus del Ebola. "Junto con mis compañeros del hospital general me ofrecí como voluntario para recibir formación para trabajar en el laboratorio especializado en fiebre de Lassa", recuerda Mohamed. "Paso a paso, aprendimos a detectar el virus del Ebola a partir de muestras de sangre y de frotis”.
Cada día llegaban más muestras de todas partes del país, lo que desbordó la capacidad del pequeño equipo que tuvo que trabajar jornadas cada vez más largas para hacer frente a la demanda. "Teníamos mucho que hacer y trabajamos muchas horas", recuerda Mohamed. Mucha gente, incluso algunos de sus colegas, estaba aterrorizada por el virus del Ebola. Tres de sus compañeros, con los que se había ofrecido voluntariamente, renunciaron a trabajar en el laboratorio por miedo a infectarse.
Mohammed se sintió abandonado en medio de un combate desesperado. "Tuve la impresión de que se retiraban del campo de batalla cuando todavía quedaba mucha guerra por delante."
"Consciente de que tenía síntomas de ebola, traté de aislarme y no dejé que nadie entrara en mi habitación".
Mohamed Sesay, técnico de laboratorio en Sierra Leona.
No sabe cómo contrajo la infección por el virus del Ebola
Cuando Mohamed empezó a tener fiebre, sabía que probablemente sería el ebola. Había visto a tantos compañeros enfermar y morir, pero esperaba estar equivocado. Empezó haciendo una prueba de diagnóstico rápido a partir de una muestra de sangre para saber si era paludismo, pero los resultados fueron negativos.
"Consciente de que tenía síntomas de ebola, traté de aislarme y no dejé que nadie entrara en mi habitación", explica. Pero Mohamed pronto se dio cuenta de que necesitaba tratamiento. Le costó convencer al personal del hospital de Kenema de que tenía ebola y que debían protegerse. "Pedí a mis colegas que se pusieran todo el equipo de protección personal antes de hacerme un análisis de sangre. Al principio, no se lo tomaban en serio, pero yo insistí", dice Mohamed, que se quedó en el hospital a la espera de los resultados.
Varias horas más tarde llegó la noticia que tanto temía. Efectivamente, había dado positivo en las pruebas de ebola. "En ese momento, se me pasaron muchas cosas por la cabeza, pero ello no me llevaba a ningún lado."
Oraciones de fe y esperanza

A partir de ese momento, Mohamed no recuerda gran cosa, pues su estado se deterioró rápidamente. Sin embargo, recuerda lo importante que fue para él recibir apoyo espiritual. En el momento álgido del brote, varios grupos religiosos ofrecieron asistencia espiritual y psicosocial a los pacientes desde una distancia prudencial en los centros de tratamiento de ebola.
"Las oraciones y el apoyo regular de los pastores y los imanes fueron fundamentales en mi supervivencia. Me dieron esperanza y me hicieron creer que podía sobrevivir. Les estoy muy agradecido", afirma.
El laboratorio de Kenema especializado en fiebre de Lassa es ahora uno de muchos laboratorios donde pueden analizarse las muestras sospechosas de ebola. Mohamed ha vuelto a trabajar como analista de laboratorio y se ocupa de recoger muestras de sangre de casos sospechosos de fiebre de Lassa, ebola y otras enfermedades.