Eficacia teórica, eficacia real y protección de las vacunas

10 de marzo de 2025

 

Puede obtener más información sobre vacunas, desde cómo actúan hasta cómo se producen, en la serie de la OMS titulada «Las vacunas explicadas». 


Las vacunas son seguras, eficaces y salvan vidas. Antes de recibir la aprobación de los organismos reguladores pertinentes, las vacunas se someten a rigurosos ensayos clínicos para evaluar su calidad, seguridad y eficacia. Tras su aprobación, siguen siendo objeto de un estrecho monitoreo para garantizar su seguridad y eficacia.   

Eficacia teórica y eficacia real de las vacunas

Para comprender cómo actúan las vacunas, es importante distinguir entre su eficacia teórica y su eficacia real.  

La eficacia teórica de la vacuna se mide en ensayos clínicos comparativos. Se refiere al número de personas vacunadas que presentaron el resultado objeto de estudio (normalmente, la enfermedad) con respecto al número de personas a quien se administró un placebo (una vacuna ficticia) y presentaron el mismo resultado.  

La eficacia teórica de una vacuna mide en qué grado la vacuna reduce el riesgo de que se produzca el resultado en un ensayo (es decir, enfermar). Imaginemos, por ejemplo, una vacuna con una eficacia probada del  80 %. Esto significa que las personas vacunadas tienen un riesgo de contraer la enfermedad un 80 % menor que las personas a quienes no se administró la vacuna (es decir, quienes recibieron el placebo).  

La vacuna contra la COVID-19 tiene una eficacia teórica del 80%

La eficacia real de una vacuna es una medida del grado en que las vacunas funcionan en la práctica real. Los ensayos clínicos abarcan una amplia variedad de personas (de todas las edades, de ambos sexos, de diferentes grupos étnicos e incluso con problemas de salud conocidos), pero no pueden ser una representación perfecta de toda la población.  

La eficacia teórica observada en los ensayos clínicos se restringe a los resultados específicos de un estudio, mientras que la eficacia real mide el grado de eficacia de una vacuna en la vida real. La eficacia real puede diferir de la eficacia teórica porque no se puede predecir con exactitud cuál será la eficacia de la vacunación en la práctica en una población mucho más amplia y heterogénea vacunada en condiciones reales. 

Protección conferida por las vacunas y calendario de vacunación 

Las vacunas ofrecen una gran protección, pero esta no es inmediata. Algunas vacunas únicamente requieren una dosis para conferir protección, mientras que otras necesitan varias dosis espaciadas en el tiempo (lo que se denomina «pauta de primovacunación») para ofrecer r una protección completa.  

Por ejemplo, en una pauta de primovacunación de tres dosis, la primera dosis confiere cierta protección, mientras que la segunda y la tercera dosis ayudan a alcanzar la inmunidad máxima y a mantener la protección a lo largo del tiempo.  

El número óptimo de dosis y el calendario de vacunación se determinan en ensayos clínicos y se evalúan posteriormente en estudios de eficacia real. Es fundamental seguir el calendario de vacunación recomendado para garantizar una protección eficaz y duradera. 

Dosis de refuerzo 

La protección proporcionada por la dosis inicial o la primovacunación puede disminuir con el tiempo. Las dosis de refuerzo ayudan a fortalecer y prolongar la protección, y mantienen el sistema inmunitario preparado para combatir las infecciones. 

Las autoridades de salud recomiendan dosis de refuerzo basadas en pruebas científicas que demuestran que las dosis complementarias pueden ayudar a mejorar y ampliar la protección. Es necesario mantener la protección, sobre todo en el caso de las enfermedades que presentan un mayor riesgo de brotes epidémicos. 

Protección de las vacunas e infección 

Las vacunas pueden evitar que la mayoría de las personas enfermen, pero no todas. Incluso después de que una persona haya recibido todas las dosis recomendadas y haya esperado unas semanas para que se desarrolle la inmunidad, sigue existiendo la posibilidad de que se infecte. Las vacunas no confieren una protección completa del cien por ciento debido a diversos factores, como las diferencias individuales en lo que respecta a la inmunidad y la respuesta a las infecciones.   

Pueden producirse infecciones posvacunación, es decir, casos de infección a pesar de haberse vacunado con la pauta de vacunación completa.  

Las vacunas contra la COVID-19 no proporcionan  protección al 100%

 

Si una persona vacunada enferma, lo más probable es que los síntomas sean más leves. Es muy poco probable que una persona vacunada caiga gravemente enferma o muera. 

Protección vacunal y variantes 

Los virus y las bacterias pueden cambiar con el tiempo, lo que a veces da lugar a nuevas variantes que se propagan más fácilmente o causan enfermedades más graves. La OMS monitorea continuamente esos cambios y actualiza sus orientaciones para garantizar que las vacunas proporcionen la mejor protección posible.