OMS/A. Clements-Hunt
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Equipos de la OMS asisten a la población en zonas de difícil acceso de Nigeria

24 de febrero de 2017

Varios equipos médicos apoyados por la OMS han establecido clínicas móviles en zonas de difícil acceso en el nordeste de Nigeria. Estos equipos se denominan «equipos para zonas de difícil acceso» porque su misión es llegar a zonas remotas e inseguras para prestar a poblaciones privadas de servicios de salud esenciales la asistencia que urgentemente necesitan. El conflicto, que estalló hace ocho años, ha provocado desplazamientos forzados generalizados, así como una grave inseguridad alimentaria y nutricional. Áreas extensas del estado de Borno, el estado más afectado, siguen siendo inaccesibles para los equipos que brindan asistencia humanitaria.


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Los años de conflictos violentos en el nordeste de Nigeria han privado a millones de personas de los servicios de atención sanitaria más básicos. Se empieza a descubrir la magnitud exacta de la crisis humanitaria a medida que se accede gradualmente a ciudades y pueblos que anteriormente estaban ocupados por grupos armados. La malnutrición es generalizada, y cerca de 6 millones de hombres, mujeres y niños necesitan urgentemente asistencia sanitaria.


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Dos tercios de los hospitales, las clínicas y otros centros de salud en los estados más afectados han sido destruidos total o parcialmente. Los establecimientos que siguen funcionando a menudo son de difícil acceso, no disponen de personal sanitario suficiente, no cuentan con material médico y medicamentos básicos y en raras ocasiones tienen acceso a agua salubre. En consecuencia, los equipos móviles instalan clínicas provisionales a la sombra de los árboles. Los asociados humanitarios están reforzando su respuesta a la crisis, pero con la inseguridad imperante puede resultar difícil y peligroso llegar a las personas necesitadas de asistencia en comunidades remotas o en campamentos para desplazados internos.


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Los equipos médicos para zonas de difícil acceso llevan servicios de atención sanitaria básicos a comunidades remotas y a poblaciones desplazadas por el conflicto. Debido a la situación de inseguridad actual, los equipos a menudo tienen su base de operaciones en ciudades a las que solo se puede llegar en helicóptero. Desde estas bases, se desplazan cada día a las zonas colindantes y establecen clínicas debajo de los árboles para dispensar atención sanitaria vital.


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En una pequeña aldea, una multitud de mujeres y niños esperan pacientemente bajo el sol de mediodía a ser atendidos por uno de los 24 equipos para zonas de difícil acceso. Abubakar, un bebé de tres meses, es el pequeño de los siete hijos de Zainab y tiene dificultad para respirar. Zainab también tiene fiebre. El profesional sanitario le hace las pruebas de diagnóstico del paludismo y examina a Abubakar para ver si el equipo le puede dispensar un tratamiento o si debe ser trasladado al centro de salud en funcionamiento más cercano. El paludismo es la causa más habitual de morbilidad y mortalidad en la zona afectada por el conflicto, pero las infecciones respiratorias agudas también se cobran muchas vidas.


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La detección de malnutrición aguda grave es una de las actividades principales de estos equipos. Los niños malnutridos son particularmente vulnerables a enfermedades prevenibles mediante vacunación, como el sarampión y la difteria, y a enfermedades respiratorias y diarreicas. La combinación de estas enfermedades con niveles elevados de malnutrición aguda grave en el estado de Borno ha provocado tasas de mortalidad entre niños menores de cinco años hasta cuatro veces superiores a los umbrales de emergencia convenidos internacionalmente. Los niños y los bebés a los que se diagnostica malnutrición aguda grave son trasladados a establecimientos gestionados por el gobierno y los asociados donde pueden recibir alimentación terapéutica.


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Los equipos asisten a un curso de orientación inicial antes de ser desplegados sobre el terreno. Los equipos están integrados por personal de enfermería y partería y agentes de salud comunitarios. Además de identificar casos de malnutrición aguda grave y realizar pruebas de detección del paludismo y dispensar tratamiento para el mismo, los equipos desempeñan otras funciones vitales de atención primaria de salud, como la vacunación de niños contra la poliomielitis, el sarampión, la fiebre amarilla y otras enfermedades normalmente incluidas en los programas de inmunización sistemática.


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Las mujeres embarazadas que no han podido acceder a atención prenatal básica son monitoreadas por los equipos para zonas de difícil acceso y reciben suplementos de ácido fólico y de hierro y, cuando es necesario, tratamiento preventivo intermitente para el paludismo. Los equipos vuelven al menos una vez al mes, cuando la situación de seguridad lo permite, para garantizar la continuidad de la atención a las mujeres embarazadas y asegurar la inmunización sistemática.


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Los equipos dispensan medicamentos para tratar el paludismo y dolencias de poca gravedad, así como suplementos de vitamina A y pastillas vermífugas para los niños. Además, realizan actividades de promoción de la salud en las que informan a las comunidades de prácticas importantes, como la higiene y la lactancia exclusiva.


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Los 24 equipos ofrecen consultas a unas 4000 personas cada semana. Es uno de los mecanismos que han puesto en marcha el gobierno, la OMS y sus asociados, y otras organizaciones que tratan de intensificar la respuesta a la crisis y prestar servicios de salud esenciales que pueden salvar vidas en las zonas afectadas por conflictos.