Mononucleosis infecciosa

12 de mayo de 2025 | Preguntas y respuestas

La mononucleosis infecciosa (o, comúnmente, «enfermedad del beso») es una afección frecuente, especialmente entre los adolescentes y adultos jóvenes.

La mononucleosis suele provocarla el virus de Epstein-Barr. Aunque se trata de un herpesvirus, la mononucleosis no es un herpes. Es una infección muy común: la mayoría de las personas se infectan por el virus de Epstein-Barr en algún momento de su vida, a menudo durante la infancia, sin llegar a notarlo debido a la levedad de los síntomas. No obstante, cuando un adolescente o un adulto joven se infecta por primera vez, es más probable que presente los síntomas típicos de la mononucleosis.

La enfermedad se contagia principalmente por contacto directo con la saliva de una persona infectada y, por eso, se suele hablar popularmente de la «enfermedad del beso». Sin embargo, también se transmite al compartir objetos y alimentos que hayan estado en contacto con la boca de una persona infectada, como bebidas, utensilios para comer, cepillos de dientes o bálsamos labiales. Con menor frecuencia, puede propagarse a través de las gotículas que se expulsan al toser o estornudar, o a través de la sangre o el semen. Dado que el virus puede sobrevivir en la saliva durante meses después de que hayan desaparecido los síntomas, es fácil propagar la enfermedad sin saberlo. A pesar de no tener síntomas, muchas personas son portadoras del virus de Epstein-Barr y pueden transmitirlo.

Prevenir la mononucleosis puede ser complicado, ya que el virus que suele causarla, el virus de Epstein-Barr, es muy común y se propaga fácilmente a través de la saliva. Muchas personas son portadoras, incluso sin saberlo, y pueden transmitir la enfermedad. Ahora bien, pueden tomarse medidas para reducir las probabilidades de contagiarse, especialmente de alguien que se sabe que está enfermo.

Puesto que la mononucleosis se propaga a través de la saliva, la mejor medida preventiva es evitar el contacto con la saliva de una persona infectada. Para ello se recomienda:

  • no compartir bebidas: no beber del mismo vaso, botella de agua o lata;
  • no compartir utensilios: utilizar tenedores, cucharas y cuchillos propios;
  • no compartir artículos personales: como cepillos de dientes o bálsamos labiales, y
  • evitar el contacto directo: se aconseja no besar a las personas con mononucleosis (o que se hayan recuperado recientemente de la enfermedad, ya que el virus permanece en la saliva durante semanas o meses).

Aunque lavarse las manos con regularidad es una buena medida de higiene para prevenir muchas enfermedades, es menos eficaz contra la mononucleosis, ya que esta no suele transmitirse a través de las manos. La mejor forma de reducir el riesgo de contraer la enfermedad es no compartir objetos que hayan estado en contacto con la boca de otra persona.

Los síntomas de la mononucleosis pueden parecerse mucho a los de una gripe fuerte, pero tienden a durar más tiempo. Los signos y síntomas más habituales, que suelen aparecer entre cuatro y seis semanas después de la infección, son los siguientes:

  • dolor de garganta intenso: puede doler mucho al tragar y acompañarse de enrojecimiento
  • fiebre: normalmente entre 38,3 °C y 40 °C
  • inflamación de ganglios linfáticos: se notan bultos en el cuello, las axilas o la ingle
  • inflamación de las amígdalas: pueden verse agrandadas y enrojecidas, a veces con manchas blancas o amarillentas
  • dolores de cabeza y corporales: son similares a los que causa la gripe
  • astenia intensa: es constante, incluso tras dormir lo suficiente, y
  • pérdida del apetito.

Algunas personas también pueden presentar erupciones cutáneas o aumento de tamaño del bazo o el hígado, pero son signos menos habituales. Los síntomas suelen desarrollarse lentamente y no siempre se presentan todos a la vez.

La duración de la mononucleosis puede variar bastante de una persona a otra. La mayoría de los síntomas principales, como la fiebre y el dolor de garganta intenso, suelen empezar a mejorar después de un par de semanas desde el contagio. Ahora bien, la inflamación de los ganglios linfáticos y las amígdalas puede tardar un poco más en desaparecer, a veces hasta cuatro semanas.

El mayor problema para muchas personas es la astenia. La sensación de cansancio extremo puede durar desde varias semanas hasta unos meses después de que hayan desaparecido los demás síntomas. Por eso es tan importante descansar lo suficiente mientras se padece mononucleosis. Si no se trata la astenia, esta puede persistir más tiempo. Lo más recomendable es incrementar gradualmente el nivel de actividad a medida que se vaya notando mejoría.

Sí. Como se ha mencionado, la enfermedad se transmite principalmente a través de la saliva. La fase más contagiosa es la sintomática (por ejemplo, mientras se tiene fiebre), pero el virus de Epstein-Barr puede permanecer activo en la saliva durante mucho tiempo después de que hayan desaparecido los síntomas, hasta seis meses o incluso más.

La mayoría de las personas que se infectan por el virus no presentan síntomas o estos son muy leves y se confunden con los de un resfriado. A pesar de ello, pueden portar el virus en la saliva y transmitirlo a otras personas. Esta es una de las razones por las que el virus está tan extendido. Para estar seguros de no contagiar la mononucleosis es conveniente no compartir bebidas, utensilios y cepillos de dientes, incluso después de que remitan los síntomas, y no besar a nadie durante unos meses para reducir la posibilidad de propagar la enfermedad.

Los médicos suelen realizar el diagnóstico de la enfermedad basándose únicamente en la exploración física y la presencia de síntomas habituales. Si, a partir de los síntomas (como cansancio intenso, dolor de garganta, fiebre e inflamación de los ganglios linfáticos), el médico considera que puede tratarse de una infección por mononucleosis, es posible que solicite un análisis de sangre para confirmar el diagnóstico. La prueba más usada es la denominada prueba rápida de la mononucleosis infecciosa o prueba de anticuerpos heterófilos (también denominada monospot), que detecta la presencia de determinados anticuerpos (unas proteínas que produce el sistema inmunitario para combatir la infección). Estos anticuerpos suelen aparecer en la sangre cuando se ha producido una infección por el virus de Epstein-Barr.

Sin embargo, esta prueba no siempre funciona, ya que a veces hay muestras de individuos infectados que dan negativo, sobre todo al principio de la enfermedad y, especialmente, en la primera y la segunda semanas. En ocasiones, si los síntomas persisten, los médicos pueden solicitar que se repita la prueba más adelante. En otros casos, sobre todo si la prueba da negativo pero la sospecha de mononucleosis persiste, los médicos pueden solicitar varios análisis de sangre para encontrar anticuerpos contra el virus de Epstein‑Barr. Estas pruebas son más específicas y pueden ayudar a determinar si el paciente tiene el virus en ese momento o si lo ha tenido recientemente o hace más tiempo.

Dado que la mononucleosis está causada por un virus (por lo general, el virus de Epstein‑Barr), los antibióticos no sirven para curarla, ya que solo actúan contra las bacterias.

No existe un medicamento específico para tratar esta enfermedad, por lo que lo importante es aliviar los síntomas y ayudar al organismo a combatir la infección. A esto se le llama tratamiento de apoyo.

Estas son algunas recomendaciones:

  • Descansar lo suficiente: el cuerpo necesita energía para recuperarse y la astenia puede ser intensa. Es posible que sea necesario quedarse en casa, no ir a la escuela o al trabajo y no practicar deportes durante varias semanas.
  • Beber abundante líquido: la ingesta de agua, zumos y caldos ayuda a evitar la deshidratación y a aliviar el dolor de garganta.
  • Aliviar el dolor y la fiebre: los analgésicos de venta libre, como el paracetamol o el ibuprofeno, pueden ayudar a reducir la fiebre, el dolor de garganta y los dolores corporales. No hay que administrar ácido acetilsalicílico a los adolescentes por el riesgo de que se desencadene un síndrome de Reye, una afección poco frecuente pero grave.
  • Aliviar el dolor de garganta: hacer gárgaras con agua salada (disolviendo un cuarto o media cucharadita de sal en un vaso de agua tibia) o usar pastillas o vaporizadores para la garganta puede ayudar a reducir el dolor.

También es fundamental no practicar deportes de contacto ni levantar objetos pesados durante al menos tres o cuatro semanas, incluso cuando mejoran los síntomas, ya que la mononucleosis puede producir un aumento de tamaño del bazo que fragiliza el órgano hasta el punto de que se corre el riesgo de rotura, la cual supondría una emergencia médica. Es importante seguir siempre los consejos del médico sobre el momento adecuado y seguro para reanudar las actividades habituales.

Sí. Las amígdalas hinchadas e inflamadas son uno de los signos clásicos de la enfermedad. Pueden agrandarse y enrojecerse bastante y, a menudo, presentan manchas blancas o amarillentas, o una capa en la superficie, que se denomina exudado. Esta hinchazón y recubrimiento es una de las causas importantes del dolor intenso de garganta y de la dificultad para tragar característicos de la enfermedad.

En algunos casos, las amígdalas se inflaman tanto que llegan casi a tocarse por la parte posterior de la garganta. Esto puede dificultar la respiración, aunque es poco frecuente que se produzcan problemas respiratorios graves. La hinchazón y el dolor suelen mejorar al tiempo que lo hacen los demás síntomas principales (como la fiebre), normalmente en un par de semanas, aunque a veces la recuperación de las amígdalas hasta que alcanzan el tamaño habitual puede llevar algo más de tiempo. Hacer gárgaras con agua salada y tomar analgésicos puede ayudar a aliviar el malestar.

A veces, la mononucleosis puede causar exantemas, si bien no son un signo tan habitual como la astenia y el dolor de garganta. Las erupciones características suelen ser manchas tenues y planas de color rosa o rojizo diseminadas por todo el cuerpo (exantemas maculopapulosos inespecíficos). Por lo general, no pican mucho.

Ahora bien, una razón más habitual de que los pacientes con mononucleosis presenten exantemas es la administración por error de ciertos antibióticos, particularmente de ampicilina o amoxicilina. Estos antibióticos se suelen recetar para tratar infecciones bacterianas de la garganta, como la faringitis estreptocócica. Si una persona con mononucleosis toma uno de estos antibióticos, es muy probable (hasta en un 90 % de las veces) que desarrolle una erupción roja generalizada, a menudo con picazón. Esta reacción no indica una alergia general al antibiótico, sino que se debe a la interacción entre los medicamentos y la mononucleosis. Ante un dolor de garganta intenso, el médico debe considerar la posibilidad de que se trate de mononucleosis, lo que descartaría la prescripción de antibióticos.