Radiación y salud
7 de julio de 2023 | Preguntas y respuestas
La radiación es la emisión de energía en forma de ondas
electromagnéticas o partículas subatómicas en movimiento. Muchos materiales
radiactivos presentes en el suelo, el agua, el aire y nuestro organismo emiten
radiación de forma natural, y todos los días inhalamos e ingerimos distintas
formas de radiación del aire, los alimentos y el agua.
En la actualidad, las fuentes artificiales de radiación más
habituales a las que se expone el ser humano son los aparatos utilizados en las
radiografías, los radiofármacos que se emplean en diagnóstico o radioterapia y
otros dispositivos médicos.
La radiación puede proceder de fuentes naturales (como el radón en los hogares), conocidas y previstas (por ejemplo, por causas médicas o laborales) o accidentales. Además, puede ser externa (contamine o no la piel, el cabello o las ropas), interna (por inhalación, ingestión o a través de una herida contaminada) o una combinación de ambas.
La exposición excesiva a la radiación de los tejidos y órganos vivos puede dañarlos, en función de la cantidad o dosis de radiación recibida. El alcance de los posibles perjuicios depende de varios factores, entre ellos:
- el tipo de radiación;
- la sensibilidad de los tejidos y órganos afectados;
- la vía y la duración de la exposición;
- los isótopos radiactivos implicados; y
- las características de la persona expuesta (por ejemplo, su edad, su sexo y la existencia de problemas de salud).
El riesgo de que la radiación afecte a la salud depende de la dosis recibida: cuanto mayor sea esta, mayor es el riesgo. Si la dosis de radiación es baja o se reparte en un periodo prolongado, el riesgo será mucho menor porque el organismo podrá reparar el daño infligido a las células y moléculas.
A dosis muy elevadas, la radiación puede alterar el funcionamiento de los tejidos y los órganos y producir efectos agudos como náuseas y vómitos, eritemas, caída del cabello, un síndrome agudo por radiación, lesiones locales (quemaduras por radiación) e incluso la muerte.
En las emergencias radiológicas y nucleares, las primeras personas en intervenir y el personal de la instalación afectada (por ejemplo, los trabajadores de las centrales nucleares) tienen más probabilidades de exponerse a dosis de radiación lo suficientemente altas como para causarles efectos agudos. En cambio, es poco probable que la población general se exponga a dosis tan elevadas que sufran los efectos mencionados anteriormente.
Ante una emergencia radiológica, la población debe prestar atención a la información divulgada por las autoridades locales y respetar las medidas urgentes de protección para reducir el riesgo de exposición.
Es preciso seguir tres principios fundamentales: resguardarse en un lugar interior, permanecer en él y mantenerse a la escucha para conocer las medidas que hay que aplicar.
Siga siempre las instrucciones de seguridad emitidas por las autoridades nacionales y locales y manténgase atento a la información más reciente. Si se le ha indicado que permanezca en el interior, hágalo, ya que las paredes y los techos pueden protegerle de la lluvia radiactiva del exterior. Si es posible, trasládese a una habitación sin ventanas ni puertas al exterior, cierre las ventanas y apague los sistemas de ventilación de su domicilio, como los aires acondicionados y los calefactores.
Sí, los niños son más propensos a sufrir estos efectos adversos porque todavía están creciendo y desarrollándose. Sus células se dividen más rápidamente y, por ello, son más vulnerables a la radiación y a sus efectos. Además, al quedarles más años de vida hay más tiempo para que aparezca y se desarrolle un cáncer. Por eso, es especialmente importante que sigan las instrucciones sobre las medidas de protección y que se les proporcione atención médica después de una emergencia por radiación tan pronto como los servicios de emergencia indiquen que es seguro hacerlo.
La exposición a dosis excesivas de radiación puede aumentar el riesgo de presentar ciertos tipos de cáncer en el futuro. Durante una emergencia nuclear se puede emitir yodo radiactivo que, si se inhala o se ingiere, se concentra en la glándula tiroidea y aumenta el riesgo que tienen los jóvenes de 0 a 18 años de presentar cáncer de tiroides. Para reducir el riesgo de sufrir este cáncer se pueden tomar cápsulas o comprimidos de yoduro de potasio, pero solo cuando lo recomienden las autoridades locales.
El yoduro de potasio es un fármaco que, si se toma en el momento preciso y a la dosis adecuada, impide que el yodo radiactivo entre en la glándula tiroides. De ese modo, se puede reducir el riesgo que tienen los jóvenes de 0 a 18 años de presentar un cáncer o un trastorno tiroideos cuando se exponen a yodo radiactivo.
No. El único órganos que protege el yoduro de potasio de la exposición al yodo radiactivo es la glándula tiroidea. Además, no hay emisiones de yodo radiactivo en todas las emergencias por radiación. La mejor forma de protegerse es seguir estas tres instrucciones básicas: entrar en un lugar interior, permanecer en él hasta que se pueda salir sin riesgos y mantenerse a la escucha para seguir las recomendaciones de las autoridades nacionales y locales.
La OMS se ha comprometido a salvar vidas y reducir el sufrimiento en tiempos de crisis, ya sea a causa de un conflicto, un brote de una enfermedad o una catástrofe. La Organización colabora con los Estados Miembros, los asociados internacionales y otras partes interesadas para que el sector de la salud esté mejor preparado para reaccionar frente a las emergencias radiológicas y nucleares, se reduzca al mínimo la exposición a la radiación y se atienda rápidamente a los pacientes con lesiones causadas por esta.
Más concretamente, la OMS:
- ayuda a evaluar la preparación de los países para las emergencias radiológicas y a elaborar planes nacionales para subsanar las deficiencias básicas en su capacidad;
- contribuye a establecer las estrategias, normativas y capacidades pertinentes de los países para prevenir y controlar las emergencias radiológicas; y
- mantiene la vigilancia de los eventos de salud pública nuevos y en curso para evaluar, comunicar y recomendar medidas sobre los riesgos para la salud pública relacionadas con posibles emergencias radiológicas y peligros nucleares.
Además, la OMS colabora con los países y los asociados con estos objetivos:
- garantizar que haya una disposición operativa a fin de reducir los riesgos para la salud pública en los países con alta vulnerabilidad cuando se declare una emergencia; y
- prestar servicios de salud que salven vidas a las poblaciones afectadas en los países donde haya emergencias.