Tuberculosis

8 de mayo de 2025 | Preguntas y respuestas

La tuberculosis es una enfermedad causada por una bacteria (Mycobacterium tuberculosis) que afecta casi siempre a los pulmones. Aproximadamente una cuarta parte de la población mundial ha sido infectada por el bacilo tuberculoso, aunque la mayoría de las personas no presentan la enfermedad ni la pueden transmitir.

La tuberculosis es la principal causa de mortalidad en el mundo provocada por un patógeno concreto. En 2023 causó 1,25 millones de muertes, entre ellas 161 000 de personas infectadas por el VIH. 

La mayoría de las personas infectadas por el bacilo tuberculoso no contraen la enfermedad, aunque pueden hacerlo. El riesgo medio de enfermar de tuberculosis a lo largo de la vida se sitúa entre el 5 % y el 10 %. En cambio, las personas inmunodeprimidas —por ejemplo, las que padecen desnutrición o diabetes y las infectadas por el VIH— y las que consumen tabaco corren un riesgo mucho mayor de contraer la enfermedad. Cuando una persona enferma, es posible que solo presente síntomas leves o incluso ninguno, lo que puede retrasar la búsqueda de atención médica y aumentar el riesgo de transmisión.

La tuberculosis suele afectar a los pulmones y puede provocar diversos síntomas. Un signo común de la tuberculosis activa es la tos persistente, a veces acompañada de mucosidad e incluso de sangre. También puede aparecer dolor torácico, debilidad o cansancio, pérdida de peso involuntaria, fiebre y sudores nocturnos. Es importante recordar que estos síntomas pueden ser leves al principio y evolucionar lentamente. Si se presentan estos signos, es crucial buscar atención médica para obtener un diagnóstico e iniciar el tratamiento.

La infección se transmite de persona a persona a través del aire. Cuando un enfermo de tuberculosis pulmonar tose, estornuda o escupe, expulsa al aire bacilos tuberculosos. Basta con inhalar unos pocos de estos bacilos para infectarse. Una persona con tuberculosis sin tratar puede infectar a entre 10 y 15 personas por contacto directo a lo largo de un año.

La tuberculosis se puede curar en la mayoría de los casos, aunque, sin el tratamiento adecuado, aproximadamente dos tercios de las personas que contraen la enfermedad acaban muriendo. Desde el año 2000 se ha salvado la vida a alrededor de 79 millones de personas gracias a un diagnóstico y un tratamiento eficaces. La mayoría de los afectados se curan gracias a un tratamiento con cuatro antimicrobianos que dura seis meses, o incluso solo cuatro meses en algunos casos. Para obtener un resultado satisfactorio, es fundamental que los pacientes reciban información, supervisión y apoyo por parte de un trabajador de la salud o un voluntario capacitado para ello.

La tuberculosis se puede prevenir en gran medida. Se puede administrar un tratamiento preventivo para evitar que la infección evolucione hacia la enfermedad en las personas de riesgo. El cribado de la tuberculosis y la lucha contra la pobreza, la malnutrición, el VIH, la diabetes y el tabaquismo son algunas de las medidas poblacionales que pueden reducir su carga. La vacuna BCG, que es la vacuna antituberculosa actualmente autorizada, protege frente a las formas graves de la enfermedad y reduce la mortalidad, especialmente en los niños pequeños.