La salud y la vida de los habitantes de la región del Cuerno de África están amenazadas, ya que la región se enfrenta a una crisis alimentaria sin precedentes. Para llevar a cabo una labor urgente que salve vidas, la OMS realiza hoy un llamamiento con el fin de movilizar US$ 123,7 millones.
Se calcula que más de 80 millones de personas de los siete países que componen la región —Djibouti, Etiopía, Kenya, Somalia, Sudán, Sudán del Sur y Uganda— padecen inseguridad alimentaria, y más de 37,5 millones de personas están clasificadas en la fase 3 de la Clasificación Integrada de la Seguridad Alimentaria en Fases (CIF), una fase de crisis en la que las personas tienen que vender sus posesiones para alimentarse y alimentar a sus familias, y en la que la malnutrición está muy extendida.
Debido a los conflictos, los cambios climáticos y la pandemia de COVID-19, esta región se ha convertido en un foco de hambre con consecuencias desastrosas para la salud y la vida de sus habitantes.
«El hambre es una amenaza directa para la salud y la supervivencia de millones de personas en la región del Cuerno de África, pero también debilita las defensas del organismo y abre la puerta a las enfermedades,» dijo el Dr. Tedros Adhanom Ghebreyesus, Director General de la OMS. «La OMS espera que la comunidad internacional apoye nuestro trabajo sobre el terreno para responder a esta doble amenaza, proporcionando tratamiento a las personas desnutridas y protegiéndolas contra las enfermedades infecciosas.»
Los fondos se destinarán a medidas urgentes para proteger vidas, como reforzar la capacidad de los países para detectar y responder a brotes de enfermedades, adquirir y garantizar el suministro de medicamentos y equipos que salvan vidas, identificar y cubrir las carencias en las prestaciones de atención de salud y proporcionar tratamiento a los niños enfermos y gravemente malnutridos.
Debido a la inminente temporada de lluvias, la situación está empeorando. Ya se han notificado muertes evitables de niños y mujeres durante el parto. El riesgo de traumatismos y lesiones es alto, ya que la violencia, incluida la de género, va en aumento. Hay brotes de sarampión en seis de los siete países, en un contexto de baja cobertura de vacunación. Los países están luchando simultáneamente contra brotes de cólera y meningitis, ya que las condiciones higiénicas se han deteriorado, el agua limpia escasea y las personas han de ir a pie para buscar comida, agua y pastos para sus animales.
Se calcula que la región cuenta ya con 4,2 millones de refugiados y solicitantes de asilo, y se prevé que esta cifra aumente a medida que más personas se vean obligadas a abandonar sus hogares. Cuando se desplazan, las comunidades tienen más dificultades para acceder a la atención de salud, un servicio que ya escasea tras años de falta de inversión y conflictos.
«Garantizar que las personas tengan suficiente comida es fundamental. Garantizar que tengan agua potable es esencial. Sin embargo, en situaciones como esta, el acceso a los servicios de salud básicos también es primordial,» dijo el Dr. Michael Ryan, Director Ejecutivo del Programa de Emergencias Sanitarias de la OMS. «Servicios tales como los programas de alimentación terapéutica, la atención primaria de salud, la inmunización, los partos seguros y los servicios materno-infantiles pueden marcar la diferencia entre la vida y la muerte para quienes se ven atrapados en estas terribles circunstancias.»
La OMS ya ha liberado US$ 16,5 millones de su Fondo para Contingencias relacionadas con Emergencias con el fin de garantizar el acceso de las personas a los servicios de salud, tratar a los niños enfermos con malnutrición grave y prevenir, detectar y responder a los brotes de enfermedades infecciosas.
La OMS da las gracias a los donantes que hacen posible esta labor de salvar vidas.La salud y la vida de los habitantes de la región del Cuerno de África están amenazadas, ya que la región se enfrenta a una crisis alimentaria sin precedentes. Para llevar a cabo una labor urgente que salve vidas, la OMS realiza hoy un llamamiento con el fin de movilizar US$ 123,7 millones.
Se calcula que más de 80 millones de personas de los siete países que componen la región —Djibouti, Etiopía, Kenya, Somalia, Sudán, Sudán del Sur y Uganda— padecen inseguridad alimentaria, y más de 37,5 millones de personas están clasificadas en la fase 3 de la Clasificación Integrada de la Seguridad Alimentaria en Fases (CIF), una fase de crisis en la que las personas tienen que vender sus posesiones para alimentarse y alimentar a sus familias, y en la que la malnutrición está muy extendida.
Debido a los conflictos, los cambios climáticos y la pandemia de COVID-19, esta región se ha convertido en un foco de hambre con consecuencias desastrosas para la salud y la vida de sus habitantes.
«El hambre es una amenaza directa para la salud y la supervivencia de millones de personas en la región del Cuerno de África, pero también debilita las defensas del organismo y abre la puerta a las enfermedades,» dijo el Dr. Tedros Adhanom Ghebreyesus, Director General de la OMS. «La OMS espera que la comunidad internacional apoye nuestro trabajo sobre el terreno para responder a esta doble amenaza, proporcionando tratamiento a las personas desnutridas y protegiéndolas contra las enfermedades infecciosas.»
Los fondos se destinarán a medidas urgentes para proteger vidas, como reforzar la capacidad de los países para detectar y responder a brotes de enfermedades, adquirir y garantizar el suministro de medicamentos y equipos que salvan vidas, identificar y cubrir las carencias en las prestaciones de atención de salud y proporcionar tratamiento a los niños enfermos y gravemente malnutridos.
Debido a la inminente temporada de lluvias, la situación está empeorando. Ya se han notificado muertes evitables de niños y mujeres durante el parto. El riesgo de traumatismos y lesiones es alto, ya que la violencia, incluida la de género, va en aumento. Hay brotes de sarampión en seis de los siete países, en un contexto de baja cobertura de vacunación. Los países están luchando simultáneamente contra brotes de cólera y meningitis, ya que las condiciones higiénicas se han deteriorado, el agua limpia escasea y las personas han de ir a pie para buscar comida, agua y pastos para sus animales.
Se calcula que la región cuenta ya con 4,2 millones de refugiados y solicitantes de asilo, y se prevé que esta cifra aumente a medida que más personas se vean obligadas a abandonar sus hogares. Cuando se desplazan, las comunidades tienen más dificultades para acceder a la atención de salud, un servicio que ya escasea tras años de falta de inversión y conflictos.
«Garantizar que las personas tengan suficiente comida es fundamental. Garantizar que tengan agua potable es esencial. Sin embargo, en situaciones como esta, el acceso a los servicios de salud básicos también es primordial,» dijo el Dr. Michael Ryan, Director Ejecutivo del Programa de Emergencias Sanitarias de la OMS. «Servicios tales como los programas de alimentación terapéutica, la atención primaria de salud, la inmunización, los partos seguros y los servicios materno-infantiles pueden marcar la diferencia entre la vida y la muerte para quienes se ven atrapados en estas terribles circunstancias.»
La OMS ya ha liberado US$ 16,5 millones de su Fondo para Contingencias relacionadas con Emergencias con el fin de garantizar el acceso de las personas a los servicios de salud, tratar a los niños enfermos con malnutrición grave y prevenir, detectar y responder a los brotes de enfermedades infecciosas.
La OMS da las gracias a los donantes que hacen posible esta labor de salvar vidas.