La OMS celebra los logros alcanzados en 2016, a pesar de los problemas acucian a la salud pública mundial

16 de diciembre de 2016
Declaración

Este año 2016 termina marcado por la incertidumbre relativa al orden político mundial, el destino de un planeta herido, el sufrimiento sin fin de civiles y trabajadores sanitarios en zonas de guerra y la constante pérdida de eficacia de antibióticos que hasta hace poco se consideraban poco menos que remedios milagrosos.

La OMS ha hecho balance de algunas de las principales cuestiones relacionadas con la salud este año.

En 2016 hemos sido testigos de algunas tendencias alarmantes: la escasez de vacunas en África, los efectos nocivos de las desigualdades sociales y de género en la salud de los jóvenes, el aumento de la mortalidad en Europa debida al consumo de alcohol, el enorme problema de la pérdida de audición de los niños y las graves consecuencias para la salud de la contaminación atmosférica.

Estas situaciones alarmantes obligan a actuar y a seguir investigando. Gracias a la colaboración de varios asociados, la OMS ha ayudado por múltiples vías a reducir drásticamente el precio de los nuevos tratamientos contra la hepatitis C.

Además, se declaró el fin del brote de ebola, la enfermedad por el virus de Zika fue declarada emergencia de salud pública de importancia internacional y se hizo patente que esta enfermedad no se ha erradicado.

El control de los brotes fulminantes de fiebre amarilla urbana en África ha puesto a prueba y ha confirmado la amplia capacidad operativa del nuevo programa de la OMS para la gestión de las emergencias sanitarias.

Cumpliendo esta función operativa hemos intervenido junto con la comunidad internacional en numerosas situaciones de emergencia causadas por catástrofes naturales, conflictos armados en Oriente Medio y las grandes crisis humanitarias que asuelan Sudán del Sur y Nigeria. Las necesidades de recursos de la comunidad internacional fueron enormes, sobre todo en el terreno.

No obstante, hay aspectos positivos que cabe destacar, como los importantes avances logrados en la lucha contra el consumo de tabaco. Se ha ampliado el número de países que han promulgado leyes que exigen un empaquetado neutro, y en el Uruguay se ha logrado una victoria en los tribunales frente a una de las mayores empresas tabacaleras del mundo.

Los avances en las esferas del SIDA, la tuberculosis y el paludismo coparon titulares, del mismo modo que los resultados de la Reunión de Alto Nivel de las Naciones Unidas sobre la Resistencia a los Antimicrobianos. Además, el apoyo a la cobertura sanitaria universal continúa creciendo.

La OMS hizo públicas las razones de índole económica para invertir en trabajadores sanitarios y en salud mental, fue testigo de los compromisos históricos adquiridos en la Novena Conferencia Mundial de Promoción de la Salud e instó a los países a aplicar impuestos para gravar las bebidas azucaradas.

Una de las mejores noticias es la reducción de las enfermedades infecciosas. Cada vez son más los países que han eliminado la filariasis linfática, el tracoma causante de ceguera, la leishmaniasis visceral, la esquistosomiasis, otras enfermedades tropicales desatendidas y la transmisión de la madre al niño del VIH y la sífilis.

En 2016 se declaró a las regiones de las Américas y de Europa libres de sarampión y de paludismo, respectivamente, la Región de Asia Sudoriental eliminó el tétanos materno y neonatal.

En el fin de este año convulso, la OMS y sus asociados mundiales continúan ayudando a mejorar el mundo.

Los progresos logrados en materia de salud son uno de los principales motivos de esperanza para el mundo en 2017.