Reticencia a la vacunación: Un desafío creciente para los programas de inmunización

18 de agosto de 2015
Comunicado de prensa
Ginebra

Las personas que retrasan o rechazan la vacunación para sí mismas o para sus hijos representan un desafío creciente para los países que buscan cerrar las brechas en materia de inmunización. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), uno de cada cinco niños en el mundo aún no recibe las inmunizaciones vitales periódicas y alrededor de 1,5 millones de niños mueren cada año de enfermedades que podrían prevenirse con vacunas que ya existen.

En una edición especial de la revista Vaccine, publicada hoy y de la cual la OMS es redactor invitado, los expertos examinan en qué medida la reticencia a la vacunación contribuye a limitar el alcance de las vacunas y analizan estrategias para abordar el problema.

La reticencia a la vacunación se define como la tardanza en aceptar vacunas seguras o el rechazo a dichas vacunas pese a la disponibilidad de los servicios de vacunación. Se trata de una cuestión compleja que depende del contexto específico, así como del momento, el lugar y la vacuna. Además, inciden factores como la desinformación, la complacencia, la comodidad y la confianza.

“Las vacunas solo pueden mejorar la salud y prevenir las muertes si se utilizan, y los programas de inmunización necesitan alcanzar y mantener tasas de vacunación elevadas. La reticencia a la vacunación es un problema de creciente importancia para los programas de inmunización de los países”, afirma el Dr. Philippe Duclos, asesor superior de salud del Departamento de Inmunización, Vacunas y Productos Biológicos de la OMS, y editor invitado de la edición especial WHO recommendations regarding vaccine hesitancy (Recomendaciones de la OMS sobre la reticencia a la vacunación).

Los autores del artículo señalan que “[t]al como la reciente crisis provocada por el ebola trágicamente sacó a la luz, para lograr resultados satisfactorios en materia de salud pública es imprescindible interactuar con las comunidades y convencer a las personas para que modifiquen sus hábitos y su comportamiento. Lo mismo se aplica a la lucha contra la reticencia a la vacunación”.

Las recomendaciones propuestas por la OMS apuntan a que se conozca mejor la reticencia a la vacunación, sus factores determinantes y los desafíos que plantea. El organismo también sugiere a las organizaciones formas de mejorar la aceptación de las vacunas, compartir prácticas eficaces y elaborar nuevas herramientas para evaluar y hacer frente a la reticencia.

Las preocupaciones sobre la seguridad de las vacunas pueden relacionarse con la reticencia a la vacunación, pero son apenas uno de los numerosos factores que pueden originarla. La reticencia puede responder a otros factores, como las creencias negativas basadas en mitos (por ejemplo, que la vacunación de las mujeres provoca infertilidad), la desinformación, la falta de confianza en los profesionales de la salud o en el sistema de atención médica, el rol de los líderes influyentes, los costos, las barreras geográficas y las preocupaciones acerca de la seguridad de las vacunas.

Pero los autores señalan que no existe una “solución mágica” ni una estratégica única de intervención que pueda aplicarse a todos los casos de reticencia. La magnitud y el entorno del problema varían y deben diagnosticarse en cada caso para elaborar estrategias adaptadas a las necesidades específicas que permitan mejorar la aceptación de las vacunas. La comunicación eficaz es clave para disipar los miedos, abordar las preocupaciones y promover la aceptación de la vacunación.

La reticencia a la vacunación no solo es motivo de preocupación en los países de ingreso alto, sino que también constituye un problema complejo a escala mundial que cambia con rapidez y varía enormemente. Las entrevistas a responsables de las inmunizaciones de las regiones de la OMS revelaron que, si bien en algunos casos se veían afectadas ciertas minorías étnicas rurales y comunidades aisladas, en las zonas urbanas había personas de alto poder adquisitivo que se mostraban preocupadas por la seguridad de las vacunas. En algunas áreas, las preocupaciones se relacionan con subgrupos de objetores religiosos o filosóficos.

Los factores determinantes de la reticencia pueden jugar tanto a favor como en contra de la aceptación de las vacunas. Así, los expertos señalan que un nivel de educación más elevado no presupone necesariamente la aceptación. De hecho, en varios estudios se identifica el mayor nivel de educación como un posible obstáculo a la aceptación en algunos entornos, mientras que en otros trabajos se muestra que la educación contribuye a la aceptación en distintas zonas. Incluso el temor a las agujas puede ser un factor de rechazo, y la OMS publicará en septiembre de 2015 un documento de posición sobre la mitigación del dolor.

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