La UNESCO y la Organización Mundial de la Salud han presentado hoy las Normas Mundiales para las Escuelas Promotoras de la Salud, un conjunto de recursos para que las escuelas mejoren la salud y el bienestar de 1900 millones de niños y adolescentes en edad escolar. El cierre de numerosas escuelas en todo el mundo durante la pandemia de COVID-19 ha causado graves alteraciones en la educación. Se calcula que 365 millones de alumnos de primaria se han quedado sin comidas escolares y se ha observado un aumento significativo de las tasas de estrés, ansiedad y otros problemas de salud mental.
«Las escuelas desempeñan una función vital en el bienestar de los estudiantes, las familias y sus comunidades, y el vínculo que existe entre la educación y la salud nunca antes había quedado tan patente», ha afirmado el Dr. Tedros Adhanom Ghebreyesus, Director General de la OMS. «Estas normas mundiales recién aprobadas se han concebido para crear escuelas que promuevan la educación y la salud, y que doten a los estudiantes de los conocimientos y las habilidades necesarios para promover su salud y bienestar futuros, su empleabilidad y sus perspectivas de vida.»
Sobre la base de una serie de ocho normas mundiales, dicho conjunto de recursos tiene por objeto garantizar que todas las escuelas promuevan aptitudes para la vida, aptitudes cognitivas y socioemocionales y estilos de vida saludables para todos los alumnos. Estas normas mundiales se pondrán a prueba en Botswana, Egipto, Etiopía, Kenya y el Paraguay. Dicha iniciativa contribuye al logro de la meta «Mejor salud para 1000 millones más de personas» para 2023 del 13.º Programa General de Trabajo de la OMS y a la aplicación de la agenda mundial Educación 2030, coordinada por la UNESCO.
«La educación y la salud son derechos humanos fundamentales e interdependientes para todos, radican en el núcleo de cualquier derecho humano, y son esenciales para el desarrollo socioeconómico», dijo la Directora General de la UNESCO, Audrey Azouley. «Una escuela que no promueva la salud ya no es justificable ni aceptable. Hago un llamamiento para que todos afirmemos nuestro compromiso y nuestra función de convertir cada escuela en una escuela promotora de la salud".
Las normas mundiales constituyen un recurso para que los sistemas educativos contribuyan a fomentar la salud y el bienestar mediante una gobernanza más sólida. La UNESCO y la OMS colaborarán con los gobiernos para que los países puedan adaptar el conjunto de recursos a sus contextos específicos. Las pruebas son claras. Los programas integrales de salud y nutrición en las escuelas tienen un impacto significativo entre los niños en edad escolar. Por ejemplo:
- Las intervenciones de salud y nutrición en las escuelas dirigidas a niñas y niños en zonas de ingreso bajo en las que los vermes y la anemia son prevalentes pueden dar lugar a 2,5 años de escolarización adicional.
- Las intervenciones para la prevención del paludismo pueden dar lugar a una disminución del absentismo del 62%.
- Las comidas escolares nutritivas aumentan las tasas de escolarización en un promedio del 9%, y la asistencia en un 8%; también pueden reducir la anemia en las adolescentes hasta en un 20%.
- La promoción del lavado de manos reduce el absentismo por enfermedades gastrointestinales y respiratorias entre un 21% y un 61% en los países de ingreso bajo.
- La gratuidad de las pruebas de detección y de las gafas ha permitido aumentar en un 5% la probabilidad de que los alumnos aprueben los exámenes normalizados de lectura y matemáticas.
- La educación sexual integral fomenta la adopción de comportamientos más saludables, promueve la salud y los derechos sexuales y reproductivos, y mejora los resultados en materia de salud sexual y reproductiva, como la reducción de las tasas de infección por el VIH y de embarazos en la adolescencia.
- La mejora de los servicios y suministros de agua y saneamiento en la escuela, así como de los conocimientos sobre higiene menstrual, capacitan a las niñas para mantener su higiene corporal y su salud con dignidad y pueden limitar el número de días lectivos perdidos durante la menstruación.
La OMS, la UNESCO y el UNICEF articularon por primera vez en 1995 el enfoque de las Escuelas Promotoras de la Salud, que se ha adoptado en más de 90 países y territorios. Sin embargo, son pocos los países que lo han aplicado a gran escala, y aún menos los que han adaptado eficazmente sus sistemas educativos para incluir la promoción de la salud. Las nuevas normas mundiales ayudarán a los países a integrar la promoción de la salud en todas las escuelas y a impulsar la salud y el bienestar de los niños.