Descripción de la situación
Balance mundial
Situación actual
La incidencia mundial del dengue ha aumentado considerablemente a lo largo de las últimas dos décadas, lo que supone un desafío importante para la salud pública. Entre 2000 y 2019, la Organización Mundial de la Salud (OMS) documentó que el número de casos notificados en todo el mundo se había multiplicado por diez, pasando de 500 000 a 5,2 millones. En el año 2019 se alcanzó un pico sin precedentes, con casos notificados en 129 países.
Tras un ligero descenso de los casos entre los años 2020 y 2022 debido a la pandemia de COVID-19 y a una menor tasa de notificación, en 2023 se ha observado un repunte en todo el mundo caracterizado por un aumento considerable del número y la escala de los casos y por la simultaneidad de múltiples brotes, que se extienden a regiones anteriormente no afectadas por el dengue.
La transmisión del dengue es cíclica y cabe esperar grandes brotes cada 3 o 4 años. Durante la pandemia de COVID-19 hubo una transmisión moderada del dengue en algunas regiones y baja en otras, por lo que muchas personas no están inmunizadas frente a determinados serotipos del virus causante. No obstante, los datos disponibles sobre los serotipos en circulación son limitados.
Desde principios de 2023, la transmisión en curso combinada con un pico inesperado de casos ha dado lugar a una cifra cercana al máximo histórico, con más de cinco millones de casos y más de 5000 muertes relacionadas con el dengue en más de 80 países o territorios y en cinco regiones de la OMS: África, las Américas, Asia Sudoriental, Pacífico Occidental y Mediterráneo Oriental (figura 1). Cerca del 80% de estos casos (4,1 millones) se han notificado en la Región de las Américas. El dengue es el arbovirus más extendido y el que causa un mayor número de casos de enfermedades causadas por arbovirus en la Región de las Américas, donde se producen epidemias cíclicas cada tres o cinco años. Además, se han notificado conglomerados de casos de dengue autóctono en la Región de Europa de la OMS. Sin embargo, es probable que estas cifras no reflejen la carga real, ya que la mayoría de las infecciones primarias son asintomáticas y la notificación del dengue no es obligatoria en muchos países.
El aumento del riesgo de propagación de la epidemia de dengue se debe a varios factores, entre ellos los cambios en la distribución de los vectores (principalmente Aedes aegypti y Ae. albopictus), sobre todo en países donde antes no estaba presente la enfermedad; las consecuencias de los fenómenos relacionados con El Niño en 2023 y con el cambio climático, que se traducen en un aumento de las temperaturas y en niveles elevados de precipitaciones y humedad, entre otros efectos; la fragilidad de los sistemas de salud durante la pandemia de COVID-19; la inestabilidad política y financiera de los países que afrontan crisis humanitarias complejas, y los elevados movimientos de población. Estos factores dificultan asimismo la respuesta a la epidemia y aumentan el riesgo de propagación a otros países. La precariedad de los sistemas de vigilancia en muchos de los países afectados puede haber provocado retrasos en la notificación y la respuesta, así como la no identificación de los síntomas, lo que ha contribuido al aumento de los casos graves de dengue.
La OMS ha determinado que el riesgo es alto en todo el mundo, teniendo en cuenta el creciente riesgo de transmisión y el aumento de casos y muertes.
Figura 1: Países, territorios y áreas que notifican casos autóctonos de dengue (de noviembre de 2022 a noviembre de 2023)*
* Según los datos más recientes. Estos datos deben interpretarse teniendo en cuenta las diferencias entre regiones en cuanto a las tasas de notificación y las definiciones de los casos.
Balance regional
Región de África de la OMS
África es una de las cuatro regiones más afectadas por las enfermedades producidas por arbovirus, que incluyen la fiebre amarilla, el dengue, la fiebre chikungunya, la fiebre o'nyong nyong, la fiebre del Valle del Rift y el zika. En 2023 se han notificado 171 991 casos de dengue en los países de la región, 753 de ellos mortales. Se han detectado indicios de circulación del dengue en las poblaciones locales o entre los viajeros que regresan de más de 30 países africanos.
Se han notificado brotes en 15 de los 47 países, concretamente en Benin, Burkina Faso, Cabo Verde, Chad, Côte d'Ivoire, Etiopía, Ghana, Guinea, Malí, Mauricio, Níger, Nigeria, Santo Tomé y Príncipe, Senegal y el Togo. En la mayoría de estos países los brotes comenzaron en 2023, excepto en Santo Tomé y Príncipe, donde se trataba de la continuación de un brote iniciado en abril de 2022. A 19 de diciembre de 2023, los brotes seguían activos en 11 países y se habían declarado extinguidos en Chad, Guinea, Mauricio y Santo Tomé y Príncipe.
El país más afectado de la región en 2023 fue Burkina Faso, que experimentó un aumento significativo de casos de dengue en comparación con los mismos periodos de 2021 y 2022. A 18 de diciembre, el número acumulado de casos notificados en este país en 2023 era de 146 878 presuntos casos, que incluían 68 346 casos probables (prueba de diagnóstico rápido positiva) y 688 muertes entre los presuntos casos, lo que representa una tasa de letalidad del 0,5%.
No se conoce bien la carga que supone el dengue en África, debido a que: i) los síntomas clínicos comunes e inespecíficos de la enfermedad son similares a los del paludismo y otras enfermedades febriles tropicales; ii) los laboratorios tienen una capacidad limitada para detectar y confirmar oportunamente el dengue, una labor crucial para encontrar y notificar los casos y para prevenir su propagación; y iii) la vigilancia es insuficiente y la notificación de casos limitada, especialmente en el caso de esta enfermedad.
Se está tratando de conocer mejor la dinámica de transmisión del virus del dengue y de otros arbovirus en la región. La Oficina Regional de la OMS para África ha aprobado el Marco para el control integrado, la eliminación y la erradicación de las enfermedades tropicales y las transmitidas por vectores en la Región de África, 2022-2030 y ha redactado el Marco para la aplicación de la Iniciativa Mundial sobre Arbovirus por parte de Estados Miembros seleccionados de la Región de África de la OMS.
Región de las Américas de la OMS
Entre el 1 de enero y el 11 de diciembre de 2023 se notificaron 4,1 millones de presuntos casos de dengue (con una incidencia acumulada de 419 casos por cada 100 000 habitantes), entre ellos 6710 casos graves (el 0,16% de los presuntos casos) y 2049 muertes (tasa de letalidad del 0,05%) en 42 países y territorios de la Región de las Américas, y 15 países notificaron un brote activo. Del total de casos de dengue registrados hasta el 12 de noviembre de 2023 (la semana epidemiológica 48 de 2023), 1 895 122 (el 45%) fueron confirmados en laboratorios.
En la actualidad, 46 países y territorios notifican sistemáticamente el número total de casos, la incidencia, el número de casos graves, el número de muertes y la tasa de letalidad por dengue, así como datos de vigilancia entomológica, a través de la Plataforma de Información en Salud de las Américas (PLISA), con una periodicidad semanal. Hasta la semana epidemiológica 48, el Brasil ha notificado el mayor número de presuntos casos en la región (n = 2 909 404; 1359 casos por cada 100 000 habitantes), seguido del Perú (n = 271 279; 813 casos por cada 100 000 habitantes) y México (n = 235 616; 179 casos por cada 100 000 habitantes). En cuanto al dengue grave, Colombia notificó el mayor número de casos (1504; el 1,35% de los casos), seguida del Brasil (1474; el 0,05% de los casos), México (1272; el 0,54% de los casos), el Perú (1065; el 0,39% de los casos) y el Estado Plurinacional de Bolivia (640; el 0,44% de los casos).
Aunque el dengue es endémico en la mayoría de países de América del Sur, México y América Central, así como en los países del Caribe, en el segundo semestre de 2023 se ha producido un aumento alarmante de los casos, con una cifra acumulada anual que supera todas las cifras totales de años anteriores y que en algunos países se extiende más allá de las zonas de transmisión históricamente afectadas. En las cuatro últimas décadas, los casos de dengue han aumentado en las Américas, pasando de 1,5 millones de casos entre 1980 y 1989 a 17,5 millones entre 2010 y 2019. Antes de 2023, la cifra histórica más alta de casos de dengue se registró en 2019, con más de 3,18 millones de casos, 28 208 casos graves y 1823 muertes (tasa de letalidad del 0,06).
El virus del dengue es el arbovirus más extendido y el causante del mayor número de casos de enfermedades arbovirales en la Región de las Américas, donde se producen epidemias cíclicas cada tres o cinco años. En la actualidad, alrededor de 500 millones de personas de esta región corren riesgo de infectarse por este virus. Ae. aegypti, el mosquito vector del dengue, está ampliamente distribuido en las Américas, y únicamente el Canadá está libre del dengue y de su vector. En el Uruguay, donde Ae. aegypti está presente, los últimos casos de transmisión autóctona limitada se notificaron en 2016, y desde entonces solo se han notificado casos importados.
En las Américas se encuentran actualmente en circulación los cuatro serotipos del virus del dengue (DENV-1, DENV-2, DENV-3 y DENV-4). Los serotipos DENV-3 y DENV-4 son los que más frecuentemente se detectan en 2023, tras varios años de detección predominante de los serotipos DENV-1 y DENV-2. No obstante, nueve países han informado de que han detectado la circulación de los cuatro serotipos: Brasil, Colombia, Costa Rica, Guatemala, Honduras, México, Nicaragua, Panamá y República Bolivariana de Venezuela. Para hacer frente a la introducción de nuevos serotipos de dengue y a la reaparición de otras enfermedades arbovirales, como la fiebre chikungunya, el zika y el virus del Nilo Occidental, que actualmente circulan en la región junto con el dengue, se ha reforzado la Red de Laboratorios de Diagnóstico de Arbovirus de las Américas, cuyo principal objetivo es garantizar la eficiencia de la vigilancia en los laboratorios y la solidez de la capacidad existente para dar respuesta a brotes y epidemias.
Región del Mediterráneo Oriental de la OMS
En 1998 se notificaron las primeras epidemias de dengue y dengue grave en la región y, desde entonces, su frecuencia y propagación geográfica no han dejado de aumentar, habiéndose declarado brotes en los nueve países donde la enfermedad es endémica: Afganistán, Arabia Saudita, Djibouti, Egipto, Omán, Pakistán, Somalia, Sudán y Yemen.
Algunos de estos países (Afganistán, Pakistán, Sudán, Somalia y Yemen) se viven situaciones de precariedad, conflictos y vulnerabilidad. Los brotes se ven exacerbados por la interrupción de los servicios de salud (Sudán), la fragilidad de los sistemas de salud (Afganistán, Somalia, Sudán, Pakistán y Yemen), los desplazamientos masivos de población, las deficientes infraestructuras de agua y saneamiento, y las catástrofes naturales recurrentes, como las inundaciones que afectan a Somalia, Sudán, Pakistán y Yemen, además de los terremotos en el Afganistán. También se han notificado brotes en países de ingreso mediano y alto, como Arabia Saudita, Egipto y Omán, como consecuencia de las inusuales precipitaciones provocadas por el cambio climático. En lo que va de 2023, Pakistán (n = 20 072), Arabia Saudita y Omán han notificado las cifras más altas de casos confirmados.
Durante estas epidemias, se sabía que en la región circulaban los cuatro serotipos del virus del dengue. Ae. aegypti es el vector predominante y principal de la transmisión del dengue en los países de la región donde es endémico. Más recientemente, se ha notificado la presencia de Ae. aegypti en Bahréin, Qatar y República Islámica del Irán, aunque no se ha documentado transmisión local del dengue. Asimismo, se ha notificado la presencia de Ae. Albopictus, el vector secundario del dengue, en diez países de la región: Afganistán, Jordania, Líbano, Marruecos, Omán, Pakistán, Palestina, República Árabe Siria, República Islámica del Irán y Túnez.
La eficacia de las medidas de respuesta se ve obstaculizada por varios factores, entre ellos: i) la capacidad de laboratorio limitada, ii) las dificultades de acceso a la atención de salud, iii) la escasez de recursos humanos, iv) la vigilancia de vectores limitada e irregular, v) la resistencia a los insecticidas, vi) las limitaciones de la participación comunitaria y la formación en salud, y vii) la fragmentación del sistema de vigilancia. Las continuas hostilidades armadas en muchos países de la región complican aún más las actividades de respuesta.
Región de Europa de la OMS
El dengue no es endémico en la Región de Europa de la OMS y los casos están relacionados principalmente con los viajes; no obstante, desde 2010 se han notificado casos autóctonos en varios países de la región: Croacia, España, Francia, Israel, Italia y Portugal. En 2018, el año del que se tienen datos más completos, se notificaron a la OMS 2500 casos de dengue a través del mecanismo regional de recopilación de datos anuales de vigilancia, siendo Alemania, Francia y el Reino Unido los países que aportaron la mayoría de ellos. La gran mayoría de estos casos fueron importados, pero cabe señalar que sigue siendo difícil obtener datos exhaustivos.
Entre el 1 de enero y el 5 de diciembre de 2023, se han notificado casos esporádicos autóctonos y brotes en tres países: España (n = 3), Italia (n = 82) y Francia (n = 43). Si no existen antecedentes de viaje ni sospecha clínica, no es habitual que se lleven a cabo pruebas sistemáticas de detección del dengue en los Estados Miembros de la región, por lo que es probable que la cifra de casos notificados en 2023 sea una subestimación. En Italia se notificó una muerte por un caso importado relacionado con un viaje y, hasta la fecha, no se han notificado más muertes en países europeos en 2023.
El mosquito Ae. albopictus, principal vector del virus del dengue en Europa, está establecido en varios países del sur de la región y, en los últimos diez años, se ha detectado en zonas situadas más al norte y al oeste. Este mosquito, que puede hibernar en invierno, se ha detectado en 2023 en 13 países de la región, lo que supone un notable aumento con respecto a los ocho países en los que estaba presente en 2013.
Si bien los inviernos fríos impiden que las enfermedades transmitidas por mosquitos se transmitan durante todo el año, el clima en Europa es cada vez más idóneo para la transmisión del virus del dengue, ya que se están produciendo inundaciones y masas de agua estancada que crean unas condiciones más favorables para la población de vectores competentes. Ae. aegypti, el principal vector del dengue en la mayoría de los países, no sobrevive bien al invierno, pero desde 2022 se ha establecido en Chipre y Madeira (Portugal).
Estas tendencias pueden conducir a un aumento del número de casos de dengue y a posibles víctimas mortales.
Los sólidos sistemas de salud pública de muchos países, que permiten hacer un diagnóstico precoz, remitir a pacientes y tratar los casos graves, permiten minimizar los impactos más graves sobre la salud y la propagación de la enfermedad, tanto en los casos importados como en los autóctonos.
Región de Asia Sudoriental de la OMS
Se sabe que el virus del dengue es endémico en 10 de los 11 Estados Miembros de esta región. En 2023, varios países, entre ellos Bangladesh y Tailandia, han notificado un notable aumento de los casos en comparación con años anteriores. En particular, India, Indonesia, Myanmar, Sri Lanka y Tailandia figuran entre los 30 países del mundo con mayor endemicidad.
Bangladesh y Tailandia registraron en 2023 un mayor número de casos de dengue que en 2022. Hasta noviembre de 2023, Bangladesh había experimentado un aumento considerable de los casos, alcanzando la cifra de 308 167, frente a los 62 382 notificados en todo el año 2022. Tailandia registró un incremento de más del 300%, con 136 655 casos de dengue en 2023 (a 22 de noviembre de 2023) frente a los 46 678 de 2022. Durante el mismo periodo, el número de muertes en Bangladesh pasó de 281 (tasa de letalidad del 0,45%) a 1598 (tasa de letalidad del 0,52%), mientras que en Tailandia creció desde 34 (tasa de letalidad del 0,07%) hasta 147 (tasa de letalidad del 0,11%). En otros países, la tasa de letalidad osciló entre el 0,04% de Nepal y el 0,72% de Indonesia. Es importante interpretar estos valores con cautela debido a las diferencias que existen entre países en cuanto a las definiciones de caso, habida cuenta de que algunos sistemas se centran principalmente en notificar los casos hospitalizados o graves.
Además, en 2022 se observaron cambios en los patrones espaciales y temporales del dengue, los cuales se mantuvieron en 2023. Nepal y Bangladesh experimentaron repuntes en el número de casos antes de lo habitual. En Nepal, los casos se desplazaron en 2023 a la región sudoriental de Terai y a los distritos montañosos de la provincia de Gandaki, desde el valle de Katmandú donde se produjeron en 2022. En 2023, la India experimentó un aumento de casos respecto al año anterior en Kerala y en los estados nororientales fronterizos con Bangladesh.
Región del Pacífico Occidental de la OMS
La Región del Pacífico Occidental sigue enfrentándose a una elevada carga de enfermedades arbovirales transmitidas por mosquitos, en particular el dengue, que causan una importante morbimortalidad, especialmente entre las personas sin acceso a servicios de atención primaria de salud de calidad.
Entre el 1 de enero y el 7 de diciembre de 2023, se notificaron más de 500 000 casos de dengue y 750 muertes en ocho países, territorios o zonas de la región: Australia, Camboya, China, Filipinas, Malasia, República Democrática Popular Lao, Singapur y Viet Nam. Los países más afectados son Filipinas, que notificó 167 355 casos y 575 muertes (tasa de letalidad del 0,34%) y Viet Nam, con 149 557 casos y 36 muertes (tasa de letalidad del 0,02%). El dengue es endémico en varios países, entre ellos Camboya, Filipinas, República Democrática Popular Lao y Viet Nam.
En los países y territorios insulares del Pacífico (n = 21), en 2023 se notificaron casos de dengue1 en nueve países y territorios, dando lugar a un total de 13 339 casos, lo que, a 30 de noviembre, representa un aumento del 28% con respecto a 2022. Uno de los países más afectados es Fiji, que notificó 8418 casos en 2022 y 11 522 casos en 2023, lo que supone un incremento del 37%.
Los Estados Miembros donde hay transmisión endémica siguen notificando epidemias estacionales más prolongadas de dengue, con una magnitud y una propagación geográfica cada vez mayores. Sin embargo, los datos sobre la incidencia de la enfermedad son menos fiables debido a que no se notifican todos los casos, especialmente en los países y territorios insulares del Pacífico, de acuerdo con su actual sistema de vigilancia sindrómica de los casos de cuadros indicativos de dengue. Además, el número notificado de muertes por dengue grave es variable. Por lo tanto, las tasas de letalidad a escala nacional y subnacional pueden parecer incongruentes.
Debido a la endemicidad del dengue y a la carga que supone para la salud pública en esta región, el Comité Regional aprobó en 2008 el Plan estratégico contra el dengue para la región de Asia y el Pacífico, 2008-2015 (resolución WPR/RC59.R6), que sirve de hoja de ruta. Posteriormente, en 2016, en vista de la tendencia al alza de la morbimortalidad por dengue en la región, se elaboró el Plan de Acción Regional del Pacífico Occidental para la Prevención y el Control del Dengue, en el que se recomendó cambiar de estrategia para pasar de la contención de brotes a la reducción del impacto del dengue en las comunidades. La coyuntura es favorable para que los países y territorios del Pacífico mejoren su adhesión al Marco de la OMS para la Vigilancia Nacional y los Planes de Control de los Vectores Aedes que se aplica actualmente en los países de la Región del Pacífico donde la enfermedad no es endémica. Dado el impacto del cambio climático en la propagación y la endemicidad de las enfermedades arbovirales, es fundamental que se establezca un sistema de alerta temprana que integre la vigilancia climática, epidemiológica, vírica/serológica y entomológica que podría permitir que se predijeran los riesgos en las comunidades vulnerables.
Epidemiología de la enfermedad
El dengue es una enfermedad vírica que se transmite al ser humano por la picadura de mosquitos infectados, típicamente en climas tropicales y subtropicales de todo el mundo, sobre todo en las zonas urbanas y semiurbanas. El principal vector de la enfermedad es el mosquito Aedes aegypti y, en menor medida, Ae. albopictus, aunque en algunas regiones como Europa y América del Norte este último vector está más extendido.
El virus tiene cuatro serotipos: DENV-1, DENV-2, DENV-3, DENV-4. La infección por uno de ellos proporciona inmunidad a largo plazo contra el serotipo en cuestión e inmunidad transitoria contra los demás serotipos, y las infecciones secundarias por serotipos distintos aumentan el riesgo de sufrir síntomas graves. La mayoría de las infecciones por estos virus solo provocan un cuadro febril leve o ningún síntoma, pero algunas personas presentan un cuadro grave con choque, hemorragias intensas o afectación grave de órganos. Esta fase suele iniciarse tras la desaparición de la fiebre y va precedida de signos de alarma como dolor abdominal intenso, vómitos persistentes, hemorragia gingival, acumulación de líquidos, letargo o agitación, y hepatomegalia.
Aunque no hay ningún tratamiento específico para el dengue, el diagnóstico precoz, la detección de los signos de alarma de dengue grave y la atención clínica adecuada y oportuna son fundamentales para reducir el riesgo de que el cuadro se agrave y pueda causar la muerte.
Respuesta de salud pública
No todos los Estados Miembros tienen la misma capacidad para detectar la transmisión endémica y epidémica del dengue y para actuar frente a ella. La enfermedad es endémica en la mayoría de los países de las regiones de las Américas, Asia Sudoriental y el Pacífico Occidental. Estos países tienen capacidad para tratar los casos, pero en algunos de ellos no se obliga a notificarlos, lo cual crea focos de vulnerabilidad donde no se notifican las infecciones o hay pocas notificaciones. La aparición simultánea de brotes en distintas regiones de la OMS pone a prueba la capacidad de respuesta frente a las epidemias. En general, la capacidad de reacción cuando se declaran varios brotes sigue siendo limitada debido a la escasez general de recursos, como los equipos de diagnóstico de calidad para la detección precoz, la falta de personal capacitado a nivel clínico y para el control de vectores, y la escasez de recursos para aplicar intervenciones en los colectivos de riesgo y para la participación de la comunidad. La prevención y el control del dengue siguen siendo desiguales como consecuencia de los cambios en los serotipos circulantes predominantes, la existencia simultánea de varios serotipos en las diferentes regiones, las limitaciones de financiación, las prioridades contrapuestas de la salud pública y las distintas percepciones de la eficacia de las intervenciones y las medidas de control. Muchos países de la Región de África tienen poca capacidad de vigilancia y respuesta y, como se ha mencionado, cinco Estados Miembros del Mediterráneo Oriental donde hay dengue sufren conflictos y catástrofes naturales.
Es necesario intensificar urgentemente la promoción y la movilización de recursos mediante un enfoque integrado para que las instancias decisorias de los países afectados dentro de estas regiones reaccionen.
La OMS está llevando a cabo las siguientes actividades para ayudar a los Estados Miembros a hacer frente a este evento:
- Coordinación y dirección
- Establecimiento en la OMS de un Equipo de Apoyo a la Gestión de Incidentes que actúa de consuno a escala mundial, en el que participan el Programa de Emergencias Sanitarias de la OMS (con sus departamentos de respuesta y preparación) y expertos técnicos del Departamento de Enfermedades Tropicales Desatendidas para prestar apoyo a la respuesta a los brotes.
- Ejecución de una respuesta integrada que se armoniza con la Iniciativa Mundial sobre Arbovirus. Esta Iniciativa es un plan estratégico integral para hacer frente a los arbovirus nuevos y a los que reaparecen cuando presentan potencial epidémico y pandémico. El plan se centra en la vigilancia de los riesgos; la prevención, la preparación, la detección y la respuesta frente a las pandemias; y el establecimiento de una coalición de asociados. En esta iniciativa colaboran el Programa Mundial de Emergencias Sanitarias, el Departamento de Control de Enfermedades Tropicales Desatendidas y el Departamento de Inmunización, Vacunas y Productos Biológicos. La coalición de asociados principales creada en el seno de la iniciativa refuerza las esferas relativas a la coordinación, la comunicación, la creación de capacidad, la investigación, la preparación y la respuesta necesarias para mitigar el creciente riesgo de epidemias por estas enfermedades.
- Preparación y respuesta
- Realización de un mapa de riesgos para clasificar los países (preparación, disposición operativa y respuesta) y diseño de conjuntos de intervenciones adecuados.
- Formulación de un plan mundial operativo de respuesta y de un plan estratégico de preparación y respuesta que incluya las necesidades y los fondos necesarios.
- Apoyo a los Estados Miembros mediante la elaboración de directrices sobre preparación y respuesta frente a los brotes de dengue (incluidos el fortalecimiento de la vigilancia epidemiológica y entomológica, el diagnóstico de laboratorio y la vigilancia genómica, la atención clínica, la comunicación de riesgos y la participación de la comunidad, la vigilancia y el control de vectores, y la organización de los servicios de salud).
- Prestación de apoyo técnico para hacer frente a los brotes en curso: epidemiología, análisis de laboratorio, atención a los casos, comunicación de riesgos y participación de la comunidad (incluidas las ciencias del comportamiento) y vigilancia y control de los vectores y del entorno.
- Colaboración multisectorial
- Apoyo a los países para que adopten una estrategia multisectorial basada en el enfoque de «Una sola salud» para las actividades de preparación y respuesta frente a los brotes de dengue y otras enfermedades causadas por arbovirus.
- Colaboración con los asociados del enfoque de «Una sola salud» y del cambio climático para coordinar la respuesta multisectorial a los brotes de dengue.
- Apoyo para enviar expertos a través de la red GOARN y los asociados de reserva a los países que están registrando brotes de gran magnitud.
- Actividades de control de los vectores
- Apoyo a la aplicación de medidas integradas y eficaces de vigilancia y control de los vectores por parte de los Estados Miembros (en los países prioritarios) mediante la publicación de directrices y el suministro de materiales para la vigilancia epidemiológica y la asistencia técnica a las autoridades nacionales.
- Colaboración con los Estados Miembros para reforzar el control de los vectores, con técnicos especializados que ayuden a coordinar la respuesta.
- Apoyo a la formación sobre la lucha contra la resistencia a los insecticidas y la vigilancia de los vectores en los Estados Miembros.
- Laboratorio
- Apoyo para reforzar la capacidad de los laboratorios a fin de detectar los casos y diagnosticarlos a tiempo y sin errores en todos los países afectados o que corren riesgo.
- Aprovechamiento de las capacidades desarrolladas durante la pandemia de COVID-19 para reforzar el diagnóstico molecular y la vigilancia genómica en los países.
- Apoyo operativo y aspectos logísticos
- Colaboración estrecha con los proveedores para obtener materiales de lucha contra el dengue y para establecer una cadena de suministro de artículos a granel.
- Ayuda a los Estados Miembros para la compra de equipos e insecticidas y para que se provean de equipos de lucha contra la resistencia a los insecticidas.
- Directrices para la atención a los casos y creación de capacidad
- Intercambio de directrices de atención a los casos y formación clínica entre trabajadores de la salud mediante seminarios en línea y sesiones de actualización.
- Elaboración (en curso) de la guía de la OMS para el manejo clínico y el diagnóstico del dengue, la fiebre chikungunya, el zika y la fiebre amarilla, cuya finalización está prevista para principios de 2024. Se espera que esta guía sea una herramienta de gran utilidad.
- La OMS/OPS ha elaborado un curso virtual de autoaprendizaje de 20 horas sobre el manejo clínico del dengue, disponible en español e inglés, que se centra en la detección de factores predictivos tempranos de la enfermedad grave (signos de alarma) y en la prevención de la evolución de los casos de dengue a dengue grave y muerte. Más de 312 000 médicos han asistido al curso desde su presentación en septiembre de 2020 (en 2023 lo han hecho 219 000).
- Vigilancia epidemiológica
- Se han establecido espacios virtuales de cooperación para la vigilancia en colaboración entre la OPS y los Estados Miembros que generan automáticamente diversos análisis epidemiológicos, salas de análisis de la situación y boletines epidemiológicos para reforzar la vigilancia epidemiológica del dengue y de las infecciones causadas por otros arbovirus.
- En 2023, la OPS/OMS ha publicado cinco boletines actualizados sobre la situación del dengue en la Región de las Américas y una alerta epidemiológica sobre el aumento de casos en América Central y el Caribe.
- La Oficina Regional de la OMS para África ha elaborado una herramienta de clasificación del riesgo de dengue en los países, que se está adaptando para usarla en otras regiones.
- La OMS trabaja en todo el mundo para mejorar la vigilancia de los casos de dengue, dengue grave y defunción por dengue, a fin de conocer mejor la carga mundial con más rapidez.
- Comunicación de riesgos y participación de la comunidad
- Asesoramiento para la evaluación de riesgos, que incluya un enfoque centrado en la comunidad.
- Apoyo para diseñar actividades de comunicación de riesgos y participación de la comunidad basadas en la evidencia y adaptadas, que fomenten las medidas tanto individuales como comunitarias.
- Revisión de los materiales existentes de comunicación de riesgos y participación de la comunidad y estudio de las enseñanzas extraídas de brotes anteriores y actuales.
- Finalización del conjunto de herramientas de comunicación de riesgos y participación de la comunidad para el dengue.
Evaluación del riesgo por la OMS
El análisis de los datos recientes obtenidos en 2023 muestra que se ha producido una escalada de brotes de dengue en varios países: Bangladesh, Brasil, Burkina Faso, Filipinas, Fiyi, Pakistán y Viet Nam. Incluso en los países donde esta enfermedad no es endémica, representa un importante problema de salud pública. La aparición y reaparición del dengue y su propagación mundial sin precedentes se deben a varios factores: i) los cambios en la distribución y la adaptación del vector Ae. aegypti; ii) el aumento de la urbanización descontrolada y de las actividades humanas que favorecen la interacción entre el vector y el huésped; iii) las variaciones en las condiciones meteorológicas provocados por el cambio climático; iv) la precariedad de los sistemas de salud en los lugares donde hay poca estabilidad política y financiera; v) la circulación simultánea de varios serotipos del virus; vi) las dificultades para el diagnóstico clínico debidas a la inespecificidad de los síntomas; vii) la insuficiencia de la capacidad de análisis y de laboratorios; viii) la persistencia en países no endémicos de brotes simultáneos y prolongados de otras enfermedades, entre ellos de COVID-19; ix) la ausencia de tratamientos específicos contra el dengue; x) la escasez de datos sobre el comportamiento de la población en relación con la percepción de los riesgos, la concienciación y la búsqueda de atención de salud; xi) la ausencia de un enfoque centrado en la comunidad y de recursos para la comunicación de riesgos y la participación de la comunidad a fin de movilizar a las comunidades locales y de hacerlas participar en las actividades de control de los vectores; xii) la capacidad insuficiente para la vigilancia y el control de los vectores; xiii) la falta de coordinación entre las partes interesadas, la infrafinanciación crónica y el escaso interés de los donantes y xiv) los desplazamientos masivos de personas y mercancías.
La propagación del virus del dengue más allá de sus zonas de transmisión endémica da lugar a problemas adicionales. El riesgo de que se declaren brotes es más alto porque una proporción importante de la población de estas zonas no está inmunizada contra los virus que circulan en la actualidad. Además, es probable que algunas personas desconozcan los signos de alarma del dengue, por lo que tal vez no traten de procurarse atención de salud enseguida, lo que es fundamental para reducir la mortalidad por los cuadros graves. Por otra parte, muchas personas no lo tienen fácil para llegar a los establecimientos médicos y recibir una atención básica, lo cual se ve agravado por las dificultades geográficas. A ello se suma el desabastecimiento de material esencial para la prevención y el control y de reactivos para el diagnóstico de laboratorio, así como la necesidad de formación continua del personal de salud.
Estos y otros factores, como las crisis financieras, la migración masiva de desplazados internos y refugiados y las prolongadas deficiencias del desarrollo, han privado a grandes grupos de población de todos los continentes de recibir una atención de salud adecuada, lo que ha aumentado su vulnerabilidad al dengue. Sin embargo, es importante señalar que la distribución del riesgo de contraer esta enfermedad varía significativamente entre regiones y países e incluso dentro de un mismo país.
Basándose en lo anterior, la OMS considera que el riesgo a nivel mundial es alto. Teniendo en cuenta esta evaluación, y tras un proceso interno de clasificación, las oficinas regionales de la OMS han acordado las intervenciones prioritarias que deben aplicarse en apoyo de los Estados Miembros.
La prevención del dengue y la respuesta a los brotes epidémicos implican a varios organismos de la salud pública y requieren adoptar un enfoque integrado multidisciplinar y multisectorial, sobre todo a nivel nacional, para reducir el impacto en la salud pública de la enfermedad. Las crisis políticas y la aparición simultánea de brotes ponen de manifiesto las carencias de los países a la hora de actuar frente a las epidemias y la necesidad de contar con mecanismos sólidos de respuesta y de reforzar la colaboración entre las partes interesadas. Además, para que la respuesta sea eficaz es preciso resolver otros problemas, como la falta de recursos a nivel mundial (incluida la escasez de equipos de diagnóstico de buena calidad para la detección precoz del dengue), la falta de personal capacitado a nivel clínico y de control de vectores y la escasa concienciación de la población. Las organizaciones de ámbito mundial que, como la OMS y otros asociados, trabajan para mejorar la salud, tratan de establecer prioridades y de realizar análisis de forma coordinada, pero es necesario prestar apoyo continuo a los países afectados e intensificar la colaboración.
Consejos de la OMS
Medidas eficaces para controlar los vectores:
Para prevenir y controlar el dengue hay que centrarse en sus vectores, los mosquitos Aedes, desarrollando actividades en todas las zonas donde puedan entrar en contacto con las personas, como los domicilios, los lugares de trabajo, las escuelas y los hospitales. La lucha antivectorial integrada que promueve la OMS incluye eliminar los criaderos, reducir las poblaciones de vectores y evitar en lo posible la exposición de las personas a ellos. A tal efecto, se han de aplicar estrategias de lucha antivectorial contra las larvas y los mosquitos adultos (es decir, vigilar el entorno y reducir las fuentes), como las siguientes: vigilar las prácticas de almacenamiento de agua; drenar y limpiar semanalmente los contenedores domésticos donde se almacena agua; aplicar larvicidas precalificados por la OMS en el agua no potable, a dosis correctas; y distribuir mosquiteros tratados con insecticida a los pacientes hospitalizados con fiebre o dengue para contener la propagación del virus desde los establecimientos de salud. En cuanto a la fumigación de espacios interiores, puede ser difícil de aplicar en las zonas densamente pobladas.
La Iniciativa Mundial sobre Arbovirus promueve la coordinación y la colaboración entre los asociados de varios sectores, un enfoque integrado de lucha antivectorial y medidas de control sostenidas a todos los niveles a fin de armonizar la prevención, la vigilancia entomológica y epidemiológica y la atención a los casos con los sistemas de salud existentes, de modo que sean sostenibles, rentables y adecuados desde el punto de vista ecológico.
Medidas de protección individual:
Durante las actividades en el exterior se pueden tomar algunas medidas de protección individual, como la aplicación tópica de repelentes en la piel expuesta o en la ropa y el uso de camisas de manga larga y pantalones largos. En los espacios interiores se pueden nebulizar insecticidas domésticos y, durante el día, utilizar espirales insectífugas. La colocación de mosquiteros en puertas y ventanas puede ayudar a ahuyentar a los mosquitos para que no entren en las casas, y los mosquiteros de cama tratados con insecticidas protegen adecuadamente contra las picaduras mientras se duerme durante el día. Puesto que los mosquitos Aedes están activos sobre todo al amanecer y el anochecer, se recomienda adoptar medidas de protección individual especialmente en esos momentos del día. Estas medidas y el control de los mosquitos deben aplicarse también en los lugares de trabajo y las escuelas, ya que los mosquitos pican durante el día.
Vigilancia entomológica:
Debería realizarse una vigilancia entomológica para evaluar el potencial de reproducción de los mosquitos Aedes en los contenedores, así como estudiar su resistencia a los insecticidas para ayudar a elegir las medidas más eficaces basadas en estos productos.
Atención a los casos:
No existe ningún tratamiento específico para el dengue, pero la detección rápida de los casos y la atención adecuada pueden reducir la mortalidad, al igual que la derivación inmediata de los casos graves a hospitales especializados.
La mayoría de las personas asintomáticas o con síntomas leves mejoran en una o dos semanas.
Las personas que se infectan por segunda vez corren más riesgo de que la enfermedad se agrave. Los síntomas del dengue grave, que suelen presentarse cuando desaparece la fiebre, son los siguientes:
- dolor abdominal intenso
- vómitos persistentes
- respiración acelerada
- hemorragias en las encías o la nariz
- cansancio
- agitación
- sangre en los vómitos o las heces
- sed intensa
- piel pálida y fría
- debilidad general
Es preciso atender de inmediato a las personas que presenten estos síntomas.
Vigilancia activa intensificada:
Se debe intensificar la vigilancia de los casos en los países afectados y en todo el mundo en general. Cuando sea posible, deben asignarse recursos para reforzar la vigilancia a fin de determinar la carga global de dengue (es decir, incluidos los casos ambulatorios), el recuento de los casos graves y mortales, así como para confirmar y tipificar el subtipo del virus.
Investigación operativa y aprendizaje de medidas exitosas:
Además, los países han de estudiar las medidas exitosas de atención a los casos, prevención, compromiso comunitario y control de vectores del dengue y otros arbovirus y aplicarlas a través de proyectos de investigación intensificados, máxime teniendo en cuenta las recientes recomendaciones de la OMS sobre los ensayos clínicos.
Los ministerios de salud y los asociados deben estudiar las intervenciones aplicadas a nivel local para comprobar su eficacia y recomendarlas a los programas de salud pública, de manera que se adapten lo antes posible a fin de reducir las crecientes repercusiones del dengue en la salud.
Teniendo en cuenta la información disponible, la OMS desaconseja aplicar ningún tipo de restricción generalizada a los viajes o al comercio con ningún país, territorio o área.
Información adicional
- Nota descriptiva de la OMS sobre el dengue y el dengue grave
- Poner fin a la desatención para alcanzar los objetivos de desarrollo sostenible: una hoja de ruta para las enfermedades tropicales desatendidas 2021-2030
- Análisis de la Situación de Salud Pública: El Niño (octubre y diciembre de 2023)
- Establishing syndromic surveillance and event-based surveillance systems for Zika, dengue and other arboviral diseases (en inglés)
- Half of world population at risk of dengue virus: WHO (en inglés)
- WHO warns of dengue risk as global warming pushes cases near historic highs (en inglés)
- Laboratory testing for Zika virus and dengue virus infections (en inglés)
- Dengue and severe dengue cases and deaths for the subregions of the Americas (en inglés)
- Directrices de la OPS para el diagnóstico clínico y el tratamiento del dengue, el chikunguña y el zika (2022)
- Dengue situation in America (en inglés)
- ECDC, increasing risk of mosquito-borne diseases in EU/EEA following spread of Aedes species (en inglés)
- Lucha antivectorial: la Agencia Regional de Salud confirma el primer caso autóctono de dengue en la región parisina y lanza dos campañas de control de los mosquitos en Limeil-Brévannes (departamento del Valle del Marne) (en francés)
- Datos actualizados sobre los casos de dengue en Italia (en italiano)
- WHO Bangladesh. Dengue Situation Report, Issue # 10, 30 Oct 2023 (en inglés)
- Partes sobre brotes epidémicos. Dengue – Bangladesh
- National Dengue Control Unit, Ministry of Health. Publications, 2023 (en inglés)
- Western Pacific regional action plan for dengue prevention and control (2016) (en inglés)
- WPRO dengue situation reports (en inglés)
1 Definición de caso de dengue: fiebre durante al menos dos días y al menos dos de los siguientes signos:
a) náuseas o vómitos, b) dolores musculares o articulares, c) dolor intenso de cabeza o detrás de los ojos, d) erupción cutánea y e) hemorragia.
Cita recomendada: Organización Mundial de la Salud (21 de diciembre de 2023). Partes sobre brotes epidémicos; dengue: situación mundial. Disponible en: https://covid.comesa.int/es/emergencies/disease-outbreak-news/item/2023-DON498.