Enfermedades no transmisibles
Las enfermedades no transmisibles (ENT), incluidas
cardiopatías coronarias, accidentes cerebrovasculares, cáncer, diabetes y
enfermedades pulmonares crónicas representan en su conjunto casi el 70% de las
defunciones en todo el mundo. Casi las tres cuartas partes de las defunciones
por ENT, así como el 86% de los 17 millones de personas que mueren
prematuramente o antes de cumplir 70 años de edad tienen lugar en países de
ingresos bajos y medianos.
El aumento de ENT se ha visto agravado principalmente por cinco importantes factores de riesgo: el consumo de tabaco, la inactividad física, el
consumo nocivo de bebidas alcohólicas, las dietas malsanas y la contaminación del aire, junto con la falta
de acceso a la detección, el tratamiento y la atención para las personas que
presentan estas enfermedades.
La epidemia de ENT tiene consecuencias sanitarias devastadoras
para las personas, las familias y las comunidades, y amenaza con saturar los
sistemas de salud. Los costos socioeconómicos relacionados con las ENT
convierten a la prevención y el control de esas enfermedades en un imperativo
de desarrollo primordial para el siglo XXI.
La misión de la OMS consiste en ejercer el liderazgo y facilitar los fundamentos científicos de las medidas internacionales de vigilancia, prevención y control de ENT. Es preciso que los gobiernos actúen con urgencia para alcanzar las metas mundiales relativas a la reducción de la carga de morbilidad por ENT.
Uno de los medios más eficaces para reducir el número de defunciones por enfermedades no transmisibles (ENT) es la lucha contra los factores de riesgo que propician su desarrollo. Esto incluye la reducción del consumo de tabaco y del consumo nocivo del alcohol, el mantenimiento de un modo de vida activo, una dieta saludable y mejorar la calidad del aire. Las medidas que nos acercan al logro de estos objetivos resultan rentables para los países y les permiten reducir el número de defunciones por ENT. La lucha contra estos factores de riesgo no solo puede salvar vidas, sino que, además, ofrece a los países un enorme impulso económico.
Más allá de la prevención, es importante prestar la atención adecuada a las ENT, lo cual incluye la detección, el cribado, el tratamiento y los cuidados paliativos para quienes los necesiten. La inmensa mayoría de las defunciones prematuras por ENT se registran en países de ingresos bajos y medianos en los que la cobertura sanitaria universal o el acceso a los servicios de salud suelen ser limitados. Por lo tanto, el desarrollo y la promoción de la cobertura sanitaria universal es esencial para luchar contra las ENT y reducir en todo el mundo el número de defunciones prevenibles.
La vigilancia de las ENT es otra medida esencial que debe adoptarse a fin de obtener la información necesaria para elaborar políticas y programas de prevención y control de estas enfermedades. Es fundamental hacer un seguimiento de los objetivos e indicadores mundiales de las ENT e informar sobre ellos para conocer los avances que se realizan en materia de prevención y control. Los países han de proporcionar datos precisos para revertir el aumento generalizado de defunciones y discapacidades causadas por estas enfermedades, lo cual puede ayudar a tomar decisiones basadas en la evidencia y a supervisar y evaluar los progresos realizados.
La actividad central del Departamento de Prevención de las Enfermedades No Transmisibles de la OMS se encarga de la dirección, la coordinación, la orientación y el apoyo técnico a nivel mundial para reducir la morbimortalidad prematura derivada de las ENT. En 2019, la Asamblea Mundial de la Salud prorrogó hasta 2030 el Plan de Acción Mundial para la Prevención y el Control de las Enfermedades No Transmisibles 2013-2020 y pidió que se elaborara una hoja de ruta para aplicarlo entre 2023 y 2030 a fin de avanzar más rápidamente en el control de estas enfermedades. Esta hoja de ruta ayudará a aplicar las medidas encaminadas a alcanzar un conjunto de nueve metas mundiales de máximo impacto para la prevención y la atención de las ENT.
En la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible adoptada por las Naciones Unidas se reconoce que las enfermedades no transmisibles son un importante problema mundial y se fija la meta de reducir en un tercio el número de defunciones prematuras por ENT para 2030. La OMS desempeña una función de liderazgo crucial en la coordinación y promoción de la lucha mundial contra las ENT y la consecución de la meta 3.4 de los Objetivos de Desarrollo Sostenible.