Puede obtener más información sobre vacunas, desde cómo actúan hasta cómo se producen, en la serie de la OMS «Las vacunas explicadas».
Cómo se prueban y monitorean las vacunas
La mayoría de las vacunas se utilizan desde hace décadas y se administran de forma segura a millones de personas cada año, ya sea de manera sistemática o en respuesta amenazas específicas de alguna enfermedad.
Antes de introducirse en un país, toda vacuna desarrollada en laboratorio se somete a un escrupuloso y riguroso proceso de análisis consistente en múltiples fases de ensayos clínicos. Las autoridades de salud examinan cuidadosamente los resultados de estos ensayos para ayudar a garantizar que la vacuna cumpla las más estrictas normas de seguridad y eficacia antes de que pueda ser considerada apta para su uso.
Una vez que una vacuna se introduce y se utiliza en un país, las autoridades nacionales de salud monitorean estrechamente su seguridad para detectar posibles problemas y responder de inmediato a ellos. En caso de evento adverso, un grupo independiente de expertos determina si el episodio tiene alguna relación con alguna vacuna.
La OMS ayuda a los países a fortalecer sus sistemas de monitoreo y respuesta ante la seguridad de las vacunas. A nivel mundial, las notificaciones de eventos relacionados con la seguridad de las vacunas se recopilan y analizan en una base de datos gestionada por el Centro de Farmacovigilancia de Uppsala, un centro colaborador de la OMS especializado en el monitoreo de la seguridad de los medicamentos y las vacunas. Ese sistema mundial permite detectar riesgos relacionados con la seguridad, incluso si son poco frecuentes y débiles. Además, el Comité Consultivo Mundial sobre Seguridad de las Vacunas, un grupo independiente de expertos, evalúa los informes sobre seguridad vacunal y proporciona a la OMS asesoramiento científico de referencia. La OMS publica declaraciones periódicas sobre la seguridad de las vacunas en nombre de ese Comité.
Vacunarse es más seguro que contraer la infección
Las vacunas entrenan el sistema inmunitario para que reconozca los microbios o virus contra los que están dirigidas y cree anticuerpos para combatir la enfermedad sin contraerla. Tras la vacunación, el organismo está preparado para combatir esos gérmenes de forma más eficaz, lo que previene enfermedades, complicaciones e incluso la muerte, riesgos asociados a la infección natural.
Vacunarse a tiempo, siguiendo el calendario recomendado por las autoridades de salud, garantiza la máxima seguridad y protección posibles. Retrasar la vacunación conlleva riesgos para la salud. Si se contagia, es posible que su organismo no tenga tiempo suficiente para desarrollar inmunidad, a diferencia de quienes ya están vacunados.
Por ejemplo, si no se les vacuna contra el sarampión, los niños corren un alto riesgo de sufrir complicaciones graves, como una neumonía, un edema cerebral o incluso la muerte. El sarampión se propaga fácilmente y puede afectar en poco tiempo a personas no vacunadas, especialmente a los niños.
Si usted o su hijo no se han puesto alguna de las vacunas recomendadas, consulte a un profesional de la salud para ponerse al día.
Qué cabe esperar durante la vacunación
Los profesionales médicos son las personas más indicadas para aconsejar o desaconsejar la vacunación y cuándo hay que vacunarse. Algunas personas pueden tener que aplazar la administración de determinadas vacunas o incluso prescindir de ellas debido a su edad, su estado de salud u otros factores específicos. Si tiene dudas, consulte a su profesional de la salud para asegurarse de que recibe la mejor protección posible para su salud.
El personal de salud administrará la vacuna y pedirá a la persona vacunada que permanezca entre 15 y 30 minutos en el centro de vacunación. Ello permite que los trabajadores de la salud puedan observar a las personas vacunadas y detectar cualquier reacción imprevista que surja tras la vacunación.
Por qué es normal que aparezcan efectos secundarios leves tras la vacunación
Las vacunas están concebidas para proporcionar inmunidad sin correr el riesgo de contraer la enfermedad contra la que protegen. Tras vacunarse, es frecuente experimentar algunos efectos secundarios leves o moderados. Ello se debe a que el sistema inmunitario ordena al organismo que reaccione de una manera determinada, por ejemplo, aumentando el flujo sanguíneo para que se distribuyan más células inmunitarias y aumentando la temperatura corporal para eliminar el virus.
Los efectos secundarios leves o moderados, como febrícula o dolores musculares, son normales y no deben ser motivo de alarma, pues indican que el sistema inmunitario está respondiendo a la vacuna o, más concretamente, al antígeno (la sustancia que desencadena la respuesta inmunitaria) y que se está preparando para combatir el virus. Esos efectos secundarios suelen desaparecer por sí solos a los pocos días.
Los efectos secundarios habituales de una intensidad leve o moderada son un buen signo, ya que indican que la vacuna funciona. No obstante, la ausencia de efectos secundarios no significa que la vacuna no sea eficaz, ya que cada persona reacciona de forma distinta a las vacunas.
Visite la sección de la OMS sobre preguntas y respuestas relativas a la seguridad de las vacunas para obtener más información sobre los efectos secundarios más frecuentes y saber quién debe consultar a un médico antes de vacunarse.
Efectos secundarios poco frecuentes
Las personas vacunadas deben informar a su proveedor de atención de salud local de cualquier efecto secundario inesperado o de otros problemas de salud que experimenten tras la vacunación, como efectos secundarios que duren más de tres días. Entre los efectos secundarios menos frecuentes cabe citar reacciones alérgicas graves como la anafilaxia; no obstante, esa reacción es muy infrecuente.
Las autoridades nacionales y los organismos internacionales, entre ellos la OMS, realizan un monitoreo riguroso de cualquier efecto secundario inesperado tras la vacunación.
Recibir distintas vacunas en una misma cita
No es peligroso recibir varias dosis de distintas vacunas en una misma cita. Las vacunas combinadas, que contienen varios tipos de antígenos en una sola dosis, son tan seguras y eficaces como las vacunas individuales.
Es importante recibir varias vacunas o una vacuna combinada en una misma cita para proteger a los niños lo antes posible frente a distintas enfermedades. Ello también facilita que se completen a tiempo las dosis recomendadas.
La recepción de varias dosis no supone una sobrecarga para el sistema inmunitario. Los antígenos presentes en las vacunas apenas representan una pequeña parte de lo que nuestro organismo afronta de forma natural cada día.