Uso de yoduro de potasio para proteger la tiroides durante las emergencias nucleares o radiológicas
8 de julio de 2025 | Preguntas y respuestas
En los accidentes nucleares se puede emitir yodo radioactivo al entorno en forma de nube o de penacho que, posteriormente, contamina el suelo, las superficies, los alimentos y el agua. También se puede adherir a la ropa y la piel, dando lugar a una exposición externa a la radiación. El yodo radioactivo depositado en la piel se puede eliminar lavándola con agua caliente y jabón.
Si la exposición se produce por inhalación (por ejemplo, de una nube radiactiva) o por ingestión (por ejemplo, en agua o alimentos contaminados, como la leche) se habla de exposición interna. Cuando el yodo radioactivo entra en el organismo se acumula en la glándula tiroidea a través de la misma vía farmacocinética que el yodo estable (no radiactivo).
El yodo es un elemento necesario de la alimentación y sirve a la tiroides para sintetizar hormonas que regulan el metabolismo. Durante un accidente nuclear, esta glándula es especialmente vulnerable porque no diferencia entre el yodo estable y el radiactivo. La captación de yodo radioactivo puede aumentar el riesgo de contraer cáncer de tiroides, sobre todo en los niños. De hecho, cuanto menor es la edad a la que se produce la exposición, mayor es el riesgo de que aparezca este cáncer en etapas posteriores de la vida. Por ejemplo, cuatro o cinco años después del accidente nuclear ocurrido en Chernóbil en 1986 se detectó un aumento de la incidencia de este tipo de cáncer en individuos que habían estado expuestos durante la edad infantil al yodo radioactivo emitido tras la explosión, debido a que lo habían ingerido través de alimentos contaminados, como la leche.
Esta protección frente al yodo radiactivo se puede conseguir mediante el bloqueo con yodo de la tiroides, un procedimiento consistente en la administración de comprimidos de yoduro de potasio (1) antes o durante la irradiación, tras la cual la glándula absorbe el yodo estable y queda saturada. Es decir, cuando se toma a la dosis adecuada y en el momento preciso entorno a la exposición, el yoduro de potasio satura la tiroides con yodo estable, de forma que ya no absorberá yodo radioactivo. Esto ocurre porque, al estar satisfechas las necesidades de yodo (ya sea estable o radiactivo) que tiene la tiroides para sintetizar hormonas tiroideas, el yodo sobrante se excreta en la orina en pocos días.
No, el yoduro de potasio no funciona como antídoto de la exposición a la radiación, sino que actúa protegiendo la tiroides en el caso de que haya riesgo de exposición interna a yodo radiactivo, como puede ocurrir tras un accidente nuclear.
Es importante recordar que el yodo radiactivo:
- no protege contra otras sustancias radiactivas que se pueden emitir al medio ambiente como resultado de un accidente nuclear (2);
- no protege contra la radiación externa, es decir, contra la radiactividad que se deposita en el suelo, las superficies o los alimentos; y
- no evita que el yodo radiactivo entre en el organismo, sino que impide que lo capte la tiroides.
El yodo estable es un nutriente esencial que necesitamos en cantidades muy bajas para que la tiroides funcione correctamente, es decir, para que absorba yodo a fin de producir las hormonas tiroideas que son importantes para el metabolismo en todos los grupos de edad. Además, también son imprescindibles para la maduración encefálica y el desarrollo en el feto y el niño pequeño entre la 15ª semana de gestación y los 3 años de vida. Cuando la ingesta de yodo es inferior a ciertos niveles, la tiroides ya no secreta hormonas en cantidades suficientes y la salud de la persona se puede ver afectada. En algunas regiones donde los alimentos y la dieta no contienen este elemento en cantidades suficientes, la ingesta se complementa con sal de mesa yodada.
Sin embargo, la sal de mesa yodada que se utiliza habitualmente en la alimentación y la cocina no contiene concentraciones de yodo suficientes para evitar que la tiroides capte yodo radiactivo. Durante las emergencias nucleares no se debe emplear para sustituir el yoduro de potasio, porque no protege contra el yodo radiactivo y porque la ingesta de cantidades excesivas de sal yodada supondría en sí misma un riesgo importante para la salud.
No deben tomarse comprimidos de yoduro de potasio como medida preventiva general en previsión de que ocurra un suceso, sino solo cuando lo recomienden explícitamente las autoridades de salud pública. Para que este compuesto bloquee eficazmente la tiroides, debe administrarse en el momento oportuno. El periodo óptimo para tomarlo es entre menos de 24 horas antes y 2 horas después del inicio previsto de la exposición. Su ingesta transcurridas hasta 8 horas de la exposición seguiría siendo una medida razonable, pero a partir de las 24 horas no ofrecería ninguna protección.
Es preciso seguir estrictamente las instrucciones formuladas por las autoridades de salud pública sobre el modo de tomar yoduro de potasio. La dosis correcta depende de la edad; esta dosis se menciona detalladamente en los prospectos de los medicamentos. La toma de una sola dosis suele proteger suficientemente durante 24 horas.
En caso de que la exposición se prolongue o se repita o de que no se pueda evitar la ingestión de alimentos y agua potable contaminados, o cuando no se pueda evacuar a la población, puede ser necesario repetir la toma de yodo estable. No obstante, los recién nacidos (concretamente, los neonatos de 1 mes de vida o menos), las mujeres embarazadas o en periodo de lactancia y las personas mayores de 60 años no deben tomar nuevas dosis de yoduro de potasio en tales circunstancias, sino que se deben prever otras medidas preventivas para estos grupos, según la persona y con asesoramiento médico.
Durante la preparación para las emergencias nucleares se suelen planificar el suministro rápido de comprimidos de yoduro de potasio para la población o su distribución previa en lugares estratégicos como los hogares, las escuelas, los hospitales, las farmacias, las estaciones de bomberos y policía, y los centros de evacuación y defensa civil. Cuando la administración de yoduro de potasio para bloquear la tiroides esté justificada, las autoridades de salud pública deben definir el área geográfica donde se tomen estos comprimidos, especificando qué personas deben hacerlo, en qué momento y de qué forma. Estas instrucciones pueden transmitirse a través de la radio, la televisión, Internet, altavoces y otros canales disponibles, y la población debe seguirlas estrictamente. Las autoridades nacionales han de determinar los métodos empleados para almacenar y preparar la distribución de estos comprimidos en su territorio.
En muchos países se permite la venta de comprimidos de yodo y su compra por iniciativa propia, pero no deberían tomarse hasta que lo dicten las autoridades. Además, el bloqueo tiroideo con yodo no debe ser una medida protectora aislada, sino que se debe adoptar junto con otras medidas como el confinamiento, la evacuación y la interrupción del consumo de alimentos y agua potable contaminados, si es necesario.
Sí, cuando lo indiquen las autoridades de salud pública. El riesgo que tienen los niños de contraer cáncer de tiroides tras la exposición a yodo radiactivo es superior al de los adultos, y los grupos de edad que corren más riesgo son los más jóvenes. Por esta razón, cuando se distribuya y administre yoduro de potasio a la población, la prioridad debe ser proteger a todos los niños con las dosis recomendadas, excepto a aquellos en quienes esté totalmente contraindicado (véanse, más abajo, estas contraindicaciones).
A los neonatos (concretamente, hasta el mes de vida) se les debe administrar una sola dosis de yoduro de potasio. Es preciso también vigilar sus concentraciones de hormonas tiroideas tras el tratamiento y, durante la primera semana, puede ser conveniente programar una visita al pediatra para controlar estos niveles, dado que la función tiroidea en estas edades es imprescindible para el desarrollo encefálico.
Sí, cuando lo indiquen las autoridades sanitarias y a la dosis recomendada para los adultos.
Debido a que su actividad metabólica aumenta durante el embarazo, la tiroides de las gestantes capta más yodo radiactivo que la de los demás adultos. En cuanto a la tiroides del feto, se puede ver expuesta al yodo radiactivo a través de la placenta, pero el yoduro de potasio que tome la madre también la protegerá. En cualquier caso, las embarazadas solo deben tomar comprimidos de yoduro de potasio cuando así lo dicten las autoridades, al igual que el resto de la población. Esta medida protegerá tanto la tiroides de la madre como la del feto. Una vez finalizada la emergencia nuclear, se deberá informar al médico de que se ha tomado este compuesto para que quede constancia de ello en la historia clínica y para hacer pruebas de la función tiroidea al neonato. Por lo general, las embarazadas deben tomar una sola dosis de yoduro de potasio.
En cuanto a las mujeres que amamanten a sus bebés, también deben tomar comprimidos de yoduro de potasio solamente cuando lo dicten las autoridades de salud pública. Debido a que las cantidades de este compuesto que ingiere el lactante a través de la leche materna no bastan para proteger su tiroides en caso de exposición a yodo radiactivo, se le debe administrar también para complementar su alimentación, a las dosis correspondientes para su edad (3). Si se toma esta medida, la lactancia materna puede continuar. Salvo que se indique lo contrario, tanto las madres que amamanten como los lactantes deben tomar una sola dosis de yoduro de potasio.
Cuando se toma de acuerdo con las instrucciones de las autoridades de salud pública, los beneficios generales del bloqueo tiroideo con yoduro de potasio durante una emergencia nuclear son superiores a los riesgos de que ocasione efectos secundarios, en todos los grupos de edad. Si ingieren las dosis adecuadas, los niños y adultos jóvenes solo presentarán efectos secundarios en raras ocasiones. Estos efectos pueden ser reacciones alérgicas leves, eritemas y molestias gastrointestinales.
El riesgo de presentar estos efectos secundarios aumenta con la edad, mientras que los mayores de 40 años presentan poco riesgo de contraer cáncer de tiroides a causa de la irradiación. Por esta razón, no se suele indicar el bloqueo tiroideo con yoduro de potasio en las personas mayores de 40 años, excepto si se trata de personas que trabajen respondiendo a emergencias. En raras ocasiones, el yoduro de potasio puede afectar a la función tiroidea en las personas que ya presentan trastornos tiroideos, que son más habituales en los adultos mayores y los ancianos que en los niños y los adultos jóvenes. Asimismo, los efectos secundarios son más probables en los individuos que ingieran dosis superiores a las recomendadas o que tomen dosis repetidamente. Debido a que la frecuencia con que se dan estos trastornos tiroideos es distinta en cada país, las autoridades nacionales pueden adoptar estrategias diferentes para determinar los grupos etarios a los que administrar yoduro de potasio, así como la posología correspondiente.
Hay pocas afecciones en las que la administración de yoduro de potasio esté totalmente contraindicada.
Notas
- En los accidentes nucleares se puede emitir una mezcla de diversos radionúclidos que son producto de la fisión nuclear y cuya composición exacta dependerá del tipo de reactor y de los materiales implicados. Los principales radionúclidos que pueden afectar a la salud son los isótopos radiactivos del cesio y el yodo radiactivo.
- El yoduro de potasio suele presentarse en comprimidos ranurados que facilitan el fraccionamiento de las dosis pediátricas.