Autismo

15 de septiembre de 2025 | Preguntas y respuestas

El autismo —denominado también trastorno del espectro autista— agrupa un conjunto de afecciones diversas relacionadas con el desarrollo del cerebro.

El autismo —denominado también trastorno del espectro autista— agrupa un conjunto de afecciones diversas relacionadas con el desarrollo del cerebro. Aunque las características pueden detectarse en la primera infancia, a menudo el autismo no se diagnostica hasta mucho más tarde.

El autismo se caracteriza por algún grado de dificultad en la interacción social y la comunicación. Otras características son unos patrones atípicos de actividad y comportamiento; por ejemplo, dificultad para pasar de una actividad a otra, una gran atención a los detalles y reacciones poco habituales a las sensaciones.

Las capacidades y las necesidades de las personas con autismo varían y pueden evolucionar con el tiempo. Aunque algunas personas con autismo pueden vivir de manera independiente, otras necesitan atención y apoyo constantes a lo largo de toda su vida. El autismo a menudo influye en la educación y las oportunidades de empleo. Además, puede imponer unas exigencias considerables a las familias que prestan atención y apoyo. Las actitudes sociales y el nivel de apoyo y los servicios que prestan las autoridades locales y nacionales son factores importantes que determinan la calidad de vida de las personas con autismo.

Según los estudios realizados, 1 de cada 100 niños es autista. Esta estimación representa una cifra media, pues la prevalencia observada varía considerablemente entre los distintos estudios.

El nivel de funcionamiento intelectual es extremadamente variable entre las personas con autismo y puede ir desde una deficiencia profunda hasta una elevada capacidad de funcionamiento. Se estima que alrededor del 50% de las personas con autismo sufren discapacidad intelectual.

Identificar el autismo es difícil antes de los 12 meses de edad, aproximadamente, pero a los 2 años de edad ya suele ser posible realizar un diagnóstico. Los rasgos característicos que indican el inicio del trastorno incluyen un retraso o una regresión en el desarrollo de las habilidades lingüísticas y sociales y patrones de comportamiento repetitivos.

Los padres y otros cuidadores desempeñan un papel esencial a la hora de prestar apoyo a un niño con autismo. Pueden ayudar a garantizar su acceso a la salud, la educación y a otros servicios y oportunidades que están a disposición de todos los demás niños de sus comunidades, y pueden ofrecer un ambiente acogedor y estimulante a medida que el niño crece.

Es importante que los trabajadores de la salud reciban capacitación acerca de los trastornos del espectro autista de modo que sepan reconocer y valorar la neurodiversidad y apoyar a las personas con autismo y a sus cuidadores de la manera más adecuada y eficaz posible. Reconocer las preferencias y las necesidades de las personas es importante, como también lo es promover la toma de decisiones informadas y la autonomía. Igualmente, es importante la colaboración entre el sector de la salud y otros sectores, en particular la educación, el empleo y la asistencia social.

Los datos científicos parecen indicar que el autismo se debe a diversos factores, tanto genéticos como ambientales, que influyen en las primeras fases de desarrollo del cerebro.

Los datos epidemiológicos disponibles muestran que no hay pruebas de una relación causal entre el autismo y la vacuna contra el sarampión, la parotiditis y la rubéola (vacuna SPR). Los estudios anteriores que señalaban una relación de ese tipo presentaban defectos graves.

Tampoco hay prueba alguna de que otras vacunas infantiles puedan aumentar el riesgo de autismo. Además, los exámenes de los datos encargados por la OMS concluyeron que no había asociación entre el uso de conservantes en vacunas, como el tiomersal, y el autismo.