Paludismo

4 de abril de 2025 | Preguntas y respuestas

El paludismo (o malaria) es una enfermedad febril aguda provocada por parásitos del género Plasmodium, que se transmiten a las personas a través de la picadura de mosquitos hembra del género Anopheles infectados. Se trata de una enfermedad prevenible y curable.

El paludismo es una enfermedad potencialmente letal, presente sobre todo en los países tropicales. Se trata de una enfermedad prevenible y curable. No obstante, sin un diagnóstico rápido y un tratamiento eficaz, un caso de paludismo sin complicaciones puede convertirse en una forma grave de la enfermedad, que a menudo es letal si no se trata.

El paludismo no es contagioso y no puede transmitirse de una persona a otra; la enfermedad se transmite por la picadura de mosquitos Anopheles hembra. Hay cinco especies de parásitos que pueden provocar paludismo en el ser humano, y dos de ellas, Plasmodium falciparum y Plasmodium vivax, constituyen la mayor amenaza. Existen más de 400 especies diferentes de mosquito Anopheles, y unas 40, denominadas especies vectores, pueden transmitir la enfermedad.

El riesgo de infección es mayor en algunas zonas que en otras, y ello depende de múltiples factores, como el tipo de mosquitos que haya en el lugar. El riesgo también puede variar según la estación: el más alto surge durante la temporada de lluvias en los países tropicales. 

Casi la mitad de la población mundial corre riesgo de enfermar de paludismo. Se calcula que 263 millones de personas de 83 países contrajeron paludismo en 2023. Ese mismo año, la enfermedad se cobró aproximadamente 597 000 vidas.

Algunas personas son más propensas que otras a presentar formas graves de paludismo. Los lactantes y los niños menores de 5 años, las embarazadas y los pacientes con VIH/sida corren un riesgo especial. Otros grupos vulnerables son las personas que ingresan en zonas donde la transmisión del paludismo es intensa y no han adquirido inmunidad parcial por exposición prolongada a la enfermedad o no están tomando tratamiento quimiopreventivo, como los migrantes, las poblaciones móviles y los viajeros.

Algunas personas que viven en zonas donde el paludismo es común adquieren inmunidad parcial, que, si bien nunca proporciona una protección completa, reduce el riesgo de que la infección provoque una forma grave de la enfermedad. Esa es la razón de que en África la mayor mortalidad se registre entre los niños pequeños, mientras que en las zonas con menos transmisión y escasa inmunidad todos los grupos de edad corren riesgo.

Los primeros síntomas del paludismo suelen presentarse entre 10 y 15 días después de la picadura de un mosquito infectado. Por lo general hay fiebre, dolor de cabeza y escalofríos, pero estos síntomas pueden ser leves y es difícil atribuirlos al paludismo. En las zonas con paludismo endémico, las personas que han adquirido inmunidad parcial pueden infectarse y no presentar ningún síntoma (infecciones asintomáticas).

La OMS recomienda que los presuntos casos de paludismo se diagnostiquen con rapidez. Si el paludismo por Plasmodium falciparum no se trata dentro de las primeras 24 horas, la infección puede provocar una forma grave de la enfermedad y la muerte. El paludismo grave puede provocar insuficiencia multiorgánica en los adultos, mientras que en los niños suele manifestarse en forma de anemia grave, dificultad respiratoria o paludismo cerebral. El paludismo humano provocado por otras especies de Plasmodium puede convertirse en una forma grave de la enfermedad y ser potencialmente letal en ocasiones.

El paludismo se puede diagnosticar mediante pruebas que detectan la presencia de los parásitos causantes de la enfermedad. Hay dos tipos principales de pruebas: el examen microscópico de frotis sanguíneo y las pruebas de diagnóstico rápido. Las pruebas de diagnóstico permiten a los prestadores de atención de salud distinguir el paludismo de otras enfermedades febriles, lo que facilita la administración del tratamiento adecuado.

Más información sobre las pruebas de diagnóstico del paludismo

El paludismo es una enfermedad susceptible de tratamiento. Las politerapias con artemisinina son los medicamentos antipalúdicos más eficaces de que se dispone en la actualidad y son el pilar del tratamiento recomendado contra el paludismo por Plasmodium falciparum, el parásito del paludismo más mortífero a escala mundial.

En las politerapias con artemisinina se combinan dos principios activos con diferentes mecanismos de acción, a saber, derivados de la artemisinina extraídos de la planta Artemisia annua y un fármaco asociado. La función del compuesto de artemisinina es reducir el número de parásitos durante los primeros tres días de tratamiento, mientras que la del fármaco asociado es eliminar los parásitos restantes.

Como no es previsible que en los próximos años ingrese al mercado ninguna alternativa a los derivados de la artemisinina, es necesario conservar la eficacia de estas politerapias, por lo que la OMS recomienda que el tratamiento solo se administre a las personas que hayan dado positivo en la prueba del paludismo. La OMS no apoya la promoción ni el uso de material vegetal de Artemisia (ya sea en forma de tés, comprimidos o cápsulas) para prevenir o tratar el paludismo.

La aparición y la propagación de la resistencia parcial a la artemisinina —definida como el retraso en la eliminación de los parásitos tras el tratamiento con un fármaco que contiene artemisinina—, así como de la resistencia a los fármacos asociados que se utilizan en las politerapias, constituyen una amenaza importante para la labor encaminada a reducir la carga mundial de paludismo. En África se ha confirmado que hay resistencia parcial a la artemisinina en Eritrea, Rwanda, Uganda y la República Unida de Tanzanía, y se sospecha que la hay en Etiopía, el Sudán, Namibia y Zambia. Aunque por lo general los estudios indican que las politerapias con artemisinina son muy eficaces, la calidad y la cobertura de los datos sobre su eficacia suscitan preocupación. Como parte de la estrategia de la OMS para responder a la amenaza de la resistencia a los antipalúdicos en África, la Organización insta a los países donde el paludismo es endémico y a los asociados en la lucha contra el paludismo a escala mundial a reforzar la vigilancia de la eficacia de los medicamentos antipalúdicos y la resistencia a ellos, así como a velar por que en las políticas nacionales de tratamiento se seleccionen los tratamientos más eficaces. 

Más información sobre la resistencia parcial a la artemisinina

El paludismo se da principalmente en países tropicales y subtropicales. La gran mayoría de los casos de paludismo y de muertes por la enfermedad se dan en la Región de África de la OMS, y casi todos los casos se deben al parásito Plasmodium falciparum. Este parásito también predomina en otras zonas donde el paludismo es muy prevalente, en concreto las Regiones de Asia Sudoriental, el Mediterráneo Oriental y el Pacífico Occidental de la OMS. En la Región de las Américas de la OMS predomina el parásito Plasmodium vivax.

África Subsahariana es la zona donde el paludismo constituye una amenaza mayor. En 2023, más de la mitad de las muertes por paludismo del mundo se registraron en cuatro países de esa región: Nigeria (30,9 %), la República Democrática del Congo (11,3 %), Níger (5,9 %) y la República Unida de Tanzanía (4,3 %).

Las personas que no tienen inmunidad parcial al paludismo corren más riesgo de contraer la enfermedad. Entre esas personas se encuentran los viajeros provenientes de países donde el paludismo no es endémico que ingresan en zonas donde la transmisión es elevada, así como las personas de países con paludismo endémico que viven en zonas donde hay poca o ninguna transmisión.

Dado que a menudo los síntomas no se presentan hasta 10 o 15 días después de la infección, puede que los viajeros regresen a su país de origen sin mostrar signos de la enfermedad. Es posible que los médicos de las zonas no endémicas no reconozcan los síntomas y se produzcan retrasos potencialmente letales en el diagnóstico y el tratamiento. Además, puede que no en todos los países se hayan registrado medicamentos antipalúdicos eficaces o se disponga de ellos.

Como tratamiento preventivo antes de viajar a zonas endémicas se puede utilizar la quimioprofilaxis, que reduce considerablemente el riesgo de infección cuando se combina con el uso de mosquiteros tratados con insecticida y con la aplicación repetida de un repelente tópico para prevenir las picaduras de mosquitos. Si una persona ha recibido quimioprofilaxis como medida preventiva y se infecta de todos modos, no se debe utilizar el mismo medicamento para tratarla.

Se recomienda a los viajeros que consulten a un médico o a su centro nacional de control de enfermedades antes de partir para determinar las medidas preventivas adecuadas.

Capítulo dedicado al paludismo en la publicación de la OMS «Viajes internacionales y salud»

El paludismo es una enfermedad prevenible.

1. Intervenciones de control de vectores. El control de vectores es la principal manera de prevenir el paludismo y reducir la transmisión. Hay dos formas de controlar los vectores que son eficaces para las personas que viven en países con paludismo endémico: los mosquiteros tratados con insecticida, que previenen las picaduras mientras las personas duermen y matan a los mosquitos en el momento en que intentan alimentarse, y la fumigación de interiores con insecticidas de acción residual, que consiste en aplicar un insecticida a las superficies donde los mosquitos suelen descansar, como los aleros y los techos y paredes del interior de las casas y otras estructuras domésticas. En el caso de los viajeros, el uso de un mosquitero tratado con insecticida es la intervención más práctica de control de vectores. La OMS mantiene una lista de productos de control de vectores cuya seguridad, eficacia y calidad se han evaluado.

Más información sobre el control de vectores

2. Tratamientos quimiopreventivos y quimioprofilaxis. Aunque están diseñados para tratar a pacientes que ya han sido infectados, algunos medicamentos antipalúdicos también se pueden usar para prevenir la enfermedad. Actualmente la OMS recomienda los siguientes tratamientos quimiopreventivos antipalúdicos para las personas que viven en zonas endémicas: el tratamiento preventivo intermitente de embarazadas, la quimioprofilaxis perenne, la quimioprofilaxis estacional, la quimioprofilaxis tras el alta y el tratamiento preventivo intermitente de niños en edad escolar. También se administran fármacos quimioprofilácticos a los viajeros antes de que ingresen en una zona con paludismo endémico. Esos fármacos pueden ser muy eficaces cuando se combinan con mosquiteros tratados con insecticida.

Más información sobre los tratamientos quimiopreventivos

En 2021, la OMS recomendó administrar la vacuna antipalúdica RTS,S/AS01 (RTS,S) a los niños que vivían en regiones con transmisión de moderada a alta de paludismo por P. falciparum. Está demostrado que la vacuna reduce considerablemente la incidencia del paludismo y la forma grave y letal de la enfermedad en los niños pequeños. En octubre de 2023, la OMS recomendó una segunda vacuna segura y eficaz contra el paludismo, la R21/Matrix-M. En la actualidad, las vacunas se están administrando en programas de vacunación infantil sistemática en todo África,  y se espera que la vacunación antipalúdica salve decenas de miles de vidas jóvenes cada año en ese continente. No obstante, el mayor impacto se logrará cuando las vacunas se administren junto con otras intervenciones contra el paludismo recomendadas por la OMS, como los mosquiteros y la quimioprofilaxis.

Más información sobre las vacunas antipalúdicas

La visión de la OMS y de la comunidad interesada en la lucha contra el paludismo a escala mundial es la de un mundo exento de la enfermedad. Esa visión se hará realidad de forma paulatina si los países eliminan el paludismo en sus territorios y aplican medidas eficaces para evitar que la transmisión se restablezca.

Los países donde el paludismo es endémico se encuentran en diferentes puntos del camino que conduce a la eliminación. El ritmo de avance depende de la fortaleza del sistema nacional de salud, del nivel de la inversión en estrategias destinadas a eliminar el paludismo y de otros factores, como los determinantes biológicos, el entorno y las realidades sociales, demográficas, políticas y económicas de cada país en concreto.

En los últimos dos decenios se han logrado avances significativos hacia la eliminación del paludismo. Según el último informe mundial sobre el paludismo, en 2022 hubo 25 países donde se registraron menos de 100 casos de la enfermedad, mientras que en 2000 solo había habido 6.

Aquellos países en los que, durante al menos tres años consecutivos, no se haya registrado ningún caso autóctono de paludismo(caso contraído localmente sin indicios de importación de otro país endémico) pueden solicitar a la OMS la certificación de la eliminación del paludismo. Desde 2015, el Director General de la OMS ha otorgado esa certificación a 13 países, a saber, Maldivas (2015), Sri Lanka (2016), Kirguistán (2016), el Paraguay (2018), Uzbekistán (2018), la Argentina (2019), Argelia (2019), El Salvador (2021), China (2021), Azerbaiyán (2023), Tayikistán (2023), Cabo Verde (2024) y Egipto (2024).

Lista de países que han recibido la certificación de eliminación del paludismo

Por eliminación del paludismo se entiende la interrupción de la transmisión en una zona geográfica determinada, por lo general un país. Por erradicación del paludismo se entiende la interrupción completa de la transmisión a escala mundial, en todos los países.

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